Las aventuras de Sofía en la selva
Sofía era una niña curiosa y valiente que vivía en un pequeño pueblo rodeado de una selva imponente y misteriosa. Un día, mientras jugaba en el jardín, escuchó un canto melodioso que venía de la selva. Intrigada, Sofía decidió que debía descubrir de dónde venía esa hermosa música.
Con su gorra de exploradora y una mochila llena de provisiones, Sofía se adentró en la selva. Los árboles eran altos y sus hojas brillaban con el sol que se filtraba entre las ramas. Mientras caminaba, se encontró con un loro de colores vibrantes.
"Hola, pequeña exploradora. ¿A dónde vas con tanto ímpetu?" - preguntó el loro, aleteando cerca de Sofía.
"¡Hola! Estoy buscando la fuente de una música hermosa que escuché. ¿Sabés de qué se trata?" - respondió Sofía.
"Tal vez, siga el camino de flores rojas, te llevará a la gran cascada. Ahí se escucha una melodía especial, hecha por las criaturas de la selva." - sugirió el loro.
Sofía siguió el consejo del loro y se adentró más en la selva. Mientras caminaba, vio mariposas de colores danzando alrededor de las flores y escuchó el sonido de un río que corría cercano.
Al llegar a un claro, Sofía encontró muchas flores rojas. Allí, la música se hacía más fuerte y alegre. Entonces, se dio cuenta de que no solo era la cascada lo que producía esa melodía, sino el canto de los animales que la rodeaban. Vio un grupo de monos que hacían piruetas sobre las ramas.
"¡Hola, animales! ¿Por qué cantan tan felices?" - preguntó Sofía, emocionada.
"¡Porque estamos celebrando la llegada de la primavera!" - gritó uno de los monos mientras saltaba de un árbol a otro.
Sofía decidió unirse a la celebración. Todos los animales le enseñaron a bailar y a hacer sonidos con sus voces, creando una armonía encantadora. Mientras disfrutaban, un pequeño tigre se acercó un poco temeroso.
"Hola, soy Timo. Me gustaría unirme, pero no sé bailar. Me da miedo." - dijo el tigre con una voz temblorosa.
"¡No te preocupes, Timo! Solo tienes que seguir el ritmo y divertirte. Todos somos amigos aquí." - alentó Sofía, dándole una mano.
Con su apoyo, Timo se unió a los demás y rápidamente se olvidó de su miedo. Sin embargo, de repente, el cielo se oscureció y un trueno retumbó.
"¿Qué pasa?" - preguntó Sofía con inquietud.
"Se aproxima una tormenta muy fuerte. Debemos encontrar refugio" - dijo el loro, con una nota de preocupación.
Todo el grupo de animales y Sofía se apuraron a buscar un lugar seguro. Encontraron una cueva amplia donde todos podían resguardarse. Mientras esperaban que pasara la tormenta, Sofía decidió contar historias sobre su hogar y lo que sabía sobre la selva.
"En mi pueblo, las historias nos enseñan lecciones importantes. Por ejemplo, un día aprendí la importancia de cuidar nuestro entorno, así como ustedes cuidan su selva, ¿no?" - dijo Sofía.
"¡Sí! Aquí cuidamos de todo lo que nos rodea!" - respondieron los animales.
Después de un rato, la tormenta pasó y el sol volvió a brillar. Todos salieron de la cueva y, al mirar hacia arriba, vieron un espectacular arcoíris en el cielo.
"¡Miren! La selva nos está celebrando. ¡Gracias por compartir con nosotros, Sofía!" - gritó el loro.
"Gracias a ustedes por ser mis amigos y enseñarme a bailar. ¡Hicieron que este día fuera inolvidable!" - dijo Sofía emocionada.
Y así, mientras el arcoíris iluminaba la selva, Sofía sabía que había aprendido algo valioso: la amistad, la alegría y la importancia de cuidar la naturaleza. Al regresar a casa, prometió volver a la selva y seguir explorando sus maravillas, llevando consigo el recuerdo de un día lleno de diversión, música y nuevos amigos. Desde ese día, cada vez que alguien le preguntaba sobre su aventura, Sofía sonreía y decía:
"La selva es un lugar mágico lleno de sorpresas, pero la mayor sorpresa de todas son los amigos que encontramos en ella."
FIN.