Las Aventuras de Susi en el Bosque Mágico



Era un día radiante en el pueblo de Arcoíris, y Susi, una niña de ojos brillantes y risa contagiosa, decidió que era el momento perfecto para salir en busca de aventuras. Con su mochila llena de galletitas y un cuaderno para dibujar, Susi se despidió de su mamá:

"¡Mamá, me voy a descubrir un mundo nuevo!"

"Ten cuidado, Susi, y vuelve a casa antes de que oscurezca", le respondió su madre sonriendo.

Susi caminó por un sendero que la llevó hacia el Bosque Mágico, un lugar del que había escuchado tantas historias fascinantes. Al ingresar, se dio cuenta de que realmente era un sitio especial: los árboles parecían susurrar, las flores bailaban con el viento y un arroyo cantaba melodías encantadoras.

Mientras exploraba, Susi se encontró con un pequeño ratón llamado Rato:

"¡Hola! Soy Susi, ¿quién sos vos?"

"Yo soy Rato, el guardián de este bosque. ¿Vienes a buscar aventuras?"

Susi asintió con entusiasmo. Rato le mostró un mapa dibujado en una hoja enorme, indicando tres lugares mágicos que estaban en el bosque: la Cascada Brillante, el Árbol de los Sueños y la Cueva de los Ecos.

"Primero debemos ir a la Cascada Brillante. Dicen que si miras su agua con atención, podrás ver tu futuro reflejado. ¿Querés?"

"¡Sí! Vamos ya!" exclamó Susi con alegría.

Al llegar a la cascada, el agua resplandecía como mil diamantes. Susi se acercó y al mirar, vio su futuro: ella pintando hermosos cuadros y compartiendo risas con niños de todo el mundo.

"¡Es hermoso! Creo que quiero ser artista, Rato. ¡Debo seguir mis sueños!"

"Es muy importante seguir lo que amamos. ¡Vamos a la siguiente parada!" dijo Rato.

Siguieron su camino hacía el Árbol de los Sueños. Este árbol tenía hojas doradas y cada hoja susurraba un deseo que había sido contado en el bosque.

"Mirá Susi, tocá la hoja que más te llame la atención."

Susi cerró los ojos, tocó una hoja brillante y en ese instante escuchó una melodía suave que la inspiró.

"¡Quiero enseñar a otros a ser felices a través del arte!" dijo Susi emocionada.

"Eso es un deseo hermoso, Susi, y si lo sigues, podrás hacerlo realidad", animó Rato.

Al final del día, llegaron a la Cueva de los Ecos. Allí, cada eco devolvía una palabra que tenía un significado especial.

"Decime alguna palabra que te guste, Susi", propuso Rato.

"Sonrisa" , dijo Susi.

En ese momento, la cueva resonó:

"Sonrisa, sonrisa, sonrisa... ¡Es la clave para hacer amigos y compartir amor!"

Susi sonrió, entendiendo que su alegría y su arte podrían unir a las personas.

Cuando regresaron al hogar, la luna ya brillaba en el cielo. Susi se despidió de Rato:

"Gracias por esta aventura increíble. ¡Aprendí tanto hoy!"

"Y yo de vos, Susi. Recordá siempre perseguir tus sueños y compartir tu alegría."

Susi llegó a casa con su corazón lleno de inspiración. Contó a su mamá sobre su día mágico y lo que había aprendido:

"Voy a ser artista y hacer sonrisas. ¡Hoy fue una aventura maravillosa!"

Y así, cada vez que tomaba su pincel para pintar, recordaba que los sueños se persiguen y la alegría se comparte. Susi nunca dejó de explorar nuevos caminos y de llenar el mundo con sus colores y sonrisas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!