Las Aventuras de Tato y Nika en El Impenetrable



Era una mañana de sol brillante en el corazón del Chaco. Tato, un pequeño oso hormiguero, se despertó con la barriga rugiendo. "Hoy es un gran día, tengo un hambre feroz!"- dijo mientras se estiraba. Fue entonces cuando decidió visitar a su amiga Nika, una simpática niña que vivía en un pueblo cercano al Parque Nacional El Impenetrable.

Nika era conocida por su amor a la naturaleza y su destreza en la cocina. Así que no había mejor lugar para ir en busca de un buen desayuno. "Hola, Tato!"- exclamó Nika cuando vio entrar al oso. "¿Querés compartir unas empanadas de pescado con mandioca? Las hice especialmente para vos."

"¡Claro que sí!"- respondió Tato con una sonrisa. Ellos se sentaron en el patio de la casa de Nika, rodeados de árboles y flores, con el magnífico lapacho negro floreciendo a su lado. "Mirá, ¡qué lindo que se ve!"- dijo Nika, señalando las flores moradas que llenaban de color el paisaje.

Mientras disfrutaban de su desayuno, Nika se puso pensativa. "¿Sabías que hay un lugar secreto en el Parque donde crecen los árboles más antiguos?"- preguntó.

"¿En serio?"- preguntó Tato emocionado. "¿Podemos ir a verlo?"

"¡Sí! Pero hay algo que debemos hacer primero. Necesitamos encontrar a la tortuga Sabina, ella conoce todos los secretos del bosque y puede guiarnos."- explicó Nika.

Después de comer, el duo se aventuró por el Parque Nacional El Impenetrable. El silencio del lugar se llenaba con el sonido de las hojas susurrando y los pájaros cantando. Pronto, llegaron hasta un arroyo donde encontraron a Sabina tomando el sol.

"¡Hola, Sabina!"- saludó Nika. "¿Podés ayudarnos a encontrar el lugar secreto de los árboles antiguos?"-

"Claro, pero debo advertirles que el camino no es sencillo. Habrá pruebas que poner a prueba su amistad y valentía"- respondió la tortuga con voz serena.

Confundidos pero decididos, Tato y Nika siguieron a Sabina, que se movía con tranquilidad. Después de un rato, llegaron a un sendero cubierto de espinas. "Esto se está complicando un poco"- dijo Tato, mirando a su alrededor.

"No te preocupes, siempre que estemos juntos, podemos superar cualquier obstáculo"- aseguró Nika.

Sabina les propuso una adivinanza. "Si adivinan lo que soy, les dejaré pasar. Soy un árbol que llora, pero no de tristeza, en primavera me visten de flores, ¡y el pueblo me adora!"-

"¡Es el sauce llorón!"- gritaron ambos a la vez.

"¡Muy bien! Pueden pasar!"- dijo Sabina riendo mientras se apartaba para dejarles el paso.

Finalmente, llegaron a un claro mágico donde enormes y majestuosos árboles se alineaban. "Miren eso, son más grandes de lo que imaginaba"- dijo Tato, boquiabierto.

"¡Son antiguos! Están aquí desde hace siglos. ¡Gracias, Sabina, por traernos aquí!"- exclamó Nika.

Pero de repente, un rugido fuerte resonó en el claro. Tato y Nika se asustaron y miraron a su alrededor. ¿Qué podría ser?

De detrás de un árbol apareció un enorme y animal oso. "¿Quién se atreve a entrar en mi claro secreto?"- preguntó el oso con voz grave.

"¡Nosotros! Yo soy Tato, el oso hormiguero, y ella es mi amiga Nika. Solo queríamos ver los árboles antiguos"- dijo Tato, un poco temeroso.

"Primero, deben probar su valentía"- dijo el oso. "Enfrentarse a un desafío que solo los verdaderos amigos pueden superar. Tienen que encontrar el camino de vuelta a su casa sin perderse"-.

Nika sintió un nudo en el estómago. Sin embargo, mirando a Tato, tomó una profunda respiración. "Tato, juntos podemos encontrar el camino. Solo tenemos que concentrarnos y recordar cómo vinimos."

El dúo empezó a seguir sus propias huellas en la tierra, y mientras lo hacían, se ayudaban mutuamente a no desviarse. "El arroyo estaba a la izquierda"- decía Nika mientras se aseguraba de que no se fueron por el camino equivocado.

Al cabo de un tiempo, ¡lograron regresar a la tortuga Sabina!"¡Lo logramos!"- gritó Tato, lleno de alegría.

"Muy bien, pequeños. Han demostrado que son verdaderos amigos y que el coraje es tan importante como la inteligencia"- les dijo Sabina sonriendo.

Con una sonrisa de oreja a oreja, Tato y Nika se despidieron de la tortuga y regresaron a su hogar, aprendiendo que juntos siempre podrían vencer cualquier desafío. La advertencia del oso también les quedó clara: el respeto por la naturaleza y los seres que la habitan es lo más importante. Y así, entre risas y buenos recuerdos, terminaron su día, soñando con nuevas aventuras en El Impenetrable.

FIN.

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