Las Aventuras de Teresa la Ovejita



Érase una vez, en una granja muy pero muy lejana, vivía una linda y blanca ovejita llamada Teresa. Ella, era muy amorosa y le encantaba salir a pasear por los bosques fantásticos que rodeaban su hogar. Un día, decidió que era hora de explorar un poco más allá del prado familiar.

Cuando Teresa salió de la granja, por primera vez, su corazón latía de emoción. "¡Qué hermoso es el mundo más allá del campo!"- exclamó al ver los árboles altos y las flores de mil colores. Mientras saltaba alegremente, conoció a un pájaro llamado Pipo, que estaba posado en una rama.

"Hola, Teresa. ¿Adónde vas con tanta energía?"- preguntó Pipo.

"Voy a explorar el bosque, ¿quieres venir conmigo?"- invitó Teresa.

"¡Claro! Pero ten cuidado, hay un camino que no todos conocen, y puede ser un poco peligroso"- advirtió Pipo.

"No te preocupes, seré cuidadosa"- respondió Teresa, llena de valentía.

Juntos volaron entre los árboles hasta que encontraron un camino cubierto de hojas doradas. "Este es el camino especial"- dijo Pipo emocionado. Sin embargo, a medida que avanzaban, la luz del sol se hizo más tenue y el ambiente comenzó a cambiar. Las ramas se entrelazaban como si quisieran atraparlos.

"Tal vez deberíamos dar la vuelta"- sugirió Pipo, un poco asustado.

Pero Teresa, que tenía un corazón aventurero, dijo "¡No! Quiero seguir descubriendo cosas nuevas. Además, todos los grandes exploradores han enfrentado desafíos"-

Finalmente, llegaron a un claro donde encontraron una columna de piedra antigua. "¿Qué será esto?"- preguntó Teresa, mientras rodeaba la columna.

De repente, una voz profunda resonó desde la piedra. "Soy el Guardián del Bosque. Solo aquellos de buen corazón pueden pasar y descubrir los secretos que aquí yacen"-.

"¡Oh! Somos buenos corazones, ¿verdad, Pipo?"- exclamó Teresa.

"Sí, claro que sí"- afirmó Pipo, convenciéndose a sí mismo también.

El Guardián sonrió. "Entonces, deben ayudarme. He perdido la luz de la felicidad en este bosque. Hay un pequeño troll llamado Timo que se la robó y vive en la cueva de las sombras. ¿Nos ayudarían a recuperarla?"-

"¡Sí!"- dijo Teresa sin titubear, "Haremos lo que sea necesario"-.

El Guardián les dio instrucciones sobre cómo llegar a la cueva. Con determinación, Teresa y Pipo se embarcaron en una nueva aventura. Al llegar, vieron a Timo sentado, rodeado de llamativas luces y gemas.

"¿Tú eres el troll que necesita una lección?"- exigió Teresa con voz firme.

"¿Lección?"- cuestionó Timo, confundido.

"Robar la luz de los demás no está bien. La felicidad no se puede tomar, se debe compartir. ¿Por qué no la devuelves y jugamos juntos?"- propuso Teresa con amabilidad.

Timo, sorprendido por la valentía de Teresa, se sintió culpable. "No sabía que a nadie le hacía daño..."- murmuró el troll, y luego miró las gemas. "Chicos, yo sólo quiero amigos, pero pensé que esto me haría sentir especial"-.

Teresa se acercó a él. "No necesitas gemas para ser especial. La verdadera amistad y la alegría están en compartir momentos juntos. ¿Quieres ser nuestro amigo?"-.

Los ojos de Timo se iluminaron. "¡Sí! Eso suena genial"- dijo, mientras se levantaba y devolvía la luz al bosque.

Cuando la luz regresó, el Guardián apareció nuevamente. "Ustedes han hecho una gran obra, han mostrado que el amor y la amistad pueden superar cualquier obstáculo. El bosque se rejuvenecerá gracias a su valentía"-.

Teresa sonrió, sintiendo el calor de la bondad en su corazón. "¡Fue un gran día! Nos hicimos nuevos amigos, y aprendimos que ayudar a otros es lo mejor que podemos hacer"- concluyó.

Con una nueva aventura y muchos amigos, Teresa y Pipo regresaron a la granja, sabiendo que siempre habría más por descubrir y compartir en el maravilloso mundo que los rodeaba.

FIN.

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