Las Aventuras de Tico y sus Amigos en el País de los Animales



Había una vez, en un pintoresco pueblo de Piura, un niño llamado Tico. Tico era un niño curioso y aventurero, con una gran pasión por la naturaleza. Cada día, después de la escuela, corría al bosque cerca de su casa para explorar. Allí, entre los árboles y ríos, era donde se sentía más feliz.

Un día, mientras caminaba por el sendero, Tico escuchó un ruido extraño. "¿Quién anda ahí?"- preguntó, aproximándose cautelosamente. De entre los arbustos, apareció un pequeño jaguar llamado Jaga. "No tengas miedo, soy amigo"- dijo Jaga con su voz suave. "¿Y qué anda haciendo por aquí?"- preguntó Tico.

"Yo también soy curioso, como vos. Estoy buscando a mi hermana, que se ha perdido en la selva"- explicó Jaga.

"Yo te ayudo, amigo"- exclamó Tico entusiasmado.

Juntos se adentraron más en el bosque. Mientras caminaban, se encontraron con una hermosa mariposa llamada Floreta. "¡Hola! ¿Ustedes están perdidos?"- preguntó, revoloteando alrededor de ellos.

"No, estamos buscando a la hermana de Jaga"- contestó Tico.

"Yo vi a una jaguarina cerca de la roca grandota, justo al sur de aquí"- dijo Floreta, moviendo sus alas brillantes.

"¡Muchísimas gracias! Vamos, Jaga, a ver si la encontramos"- dijo Tico emocionado.

Siguiendo las indicaciones de Floreta, Tico y Jaga se dirigieron al sur. En el camino, también conocieron a un loro llamado Tico-tic, que siempre estaba hablando. "¡Eh, pibes! ¿A dónde van tan apurados?"- preguntó Tico-tic.

"Estamos buscando a la hermana de Jaga"- explicó el niño.

"Yo puedo ayudarles, pero primero deben escuchar mi canción. ¡Una, dos, tres!"- dijo Tico-tic, y comenzó a cantar una divertida melodía sobre la selva.

Después de la canción, el loro se unió a ellos. La travesía continuó y comenzaron a la búsqueda de la hermana de Jaga. Al poco tiempo, llegaron a la roca grandota.

Al asomarse, vieron a una jaguarina atrapada. Ella había caído en un pequeño pozo. "¡Ayuda!"- gritó asustada. "No puedo salir"- añadió ella.

"No te preocupes, hermana, ya estamos aquí"- exclamó Jaga, con energía. Tico, pensando rápido, tuvo una idea. "Vamos a hacer una cadena humana. Floreta, ven aquí a ayudarme"- pidió.

Floreta se posó a su lado, y Tico-tic voló tambaleándose hacia ellos. Así, empezaron a unirse, uno tras otro. "¡Uno, dos, tres!"- gritaron. Tico logró agarrar la mano de la jaguarina. Al fin, con mucho esfuerzo, lograron sacarla del pozo. "¡Gracias, chicos! No saben cuánto los necesitaba"- dijo, abrazando a Jaga.

"Siempre, siempre unidos y apoyándonos"- dijo Tico, y todos celebraron la unión.

Contentos por la aventura, decidieron regresar al pueblo. Antes de irse, Jaga dijo "Les invito a cenar frutos de la selva, es una tradición en mi familia"-.

A Tico le encantaba la idea. Todos fueron a la casa de Jaga, donde su familia preparó una cena deliciosa. Los frutos eran maravillosos y todos se llenaron de alegría y risas.

Al final de la noche, Tico se despidió de sus nuevos amigos, llenando su corazón de recuerdos inolvidables. "Siempre habrá aventuras por conocer"-, pensó mientras regresaba a casa, satisfecho y sonriendo.

Y así, en el pequeño pueblo de Piura, un niño y un jaguar se hicieron amigos para siempre, mostrando que la curiosidad y la amistad son los tesoros más grandes que uno puede tener.

FIN.

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