Las Aventuras de Tito el Ratón



Había una vez un pequeño ratón llamado Tito que vivía en un acogedor agujero en la pared de una casa. Tito era muy curioso, siempre corría de aquí para allá, explorando cada rincón. Sin embargo, había algo que no le gustaba: ¡comer verduras! Para él, las verduras eran algo así como monstruos verdes que no querían ser atrapados.

Un día, mientras exploraba la despensa de la casa, Tito escuchó un bullicio proveniente del jardín. Curioso como era, decidió investigar. Cuando llegó al jardín, vio a un grupo de animales de diferentes especies reunidos alrededor de una mesa. Había una tortuga, un conejo, un pajarito y hasta una ardilla. Todos parecían muy emocionados.

"¿Qué está pasando aquí?" - preguntó Tito, acercándose un poco más.

"Estamos organizando un gran festín de verduras!" - respondió el conejo, moviendo sus orejas emocionado.

"¿Un festín de verduras? Eso suena aburrido." - dijo Tito, arrugando la nariz.

A pesar de sus reservas, algo en la alegría de los otros animales lo atrajo. La tortuga, que se llamaba Tula, se dio cuenta de la mirada de Tito.

"Ven, Tito, no tienes que comer verduras si no quieres, pero al menos puedes venir a disfrutar de la compañía. La diversión es más importante que la comida."

Tito pensó que eso tenía sentido. Así que decidió unirse a ellos. Al principio, se quedó en la parte de atrás, mirando cómo los demás preparaban sus platos llenos de colores. El pajarito, que se llamaba Pío, voló hasta él.

"¿Sabías que hay verduras que son dulces y otras que son saladas?" - preguntó Pío.

"No lo sabía, pero esas parecen raras. Yo prefiero el queso.“ - respondió Tito, pensando en su alimento favorito.

Mientras los animales hablaban y reían, Tito comenzó a sentir que tal vez, solo tal vez, podría probar algo diferente. Cuando el festín estuvo listo, las verduras estaban dispuestas en una hermosa mesa. Había zanahorias, tomates cherry, y hasta un poco de zapallo.

"Solo una pequeña probada, Tito" - dijo la ardilla, que se llamaba Lila.

Con un poco de miedo, pero también con mucha curiosidad, Tito tomó entre sus patitas una pequeña zanahoria.

"Está bien, veré qué pasa..." - se dijo a sí mismo y dio un pequeño mordisco.

Para su sorpresa, el sabor era dulce y crujiente.

"¡Wow! Esto está... delicioso!" - gritó Tito, su rostro iluminándose de alegría.

Tan pronto como Tito probó la zanahoria, se unió al festín. Probó el zapallo, los tomates y hasta una ensalada de hojas verdes. Los otros animales aplaudieron su valentía.

"¡Ves! Comer verduras puede ser muy divertido!" - dijo Tula, sonriendo.

Después del festín, Tito se sintió lleno de energía y feliz.

"Gracias, amigos. Nunca pensé que las verduras pudieran ser tan ricas. Me alegra haber venido aquí hoy. A veces, solo hay que atreverse a probar cosas nuevas."

Desde ese día, Tito se volvió menos desconfiado de las verduras. Comenzó a explorar diferentes sabores y no solo se convirtió en un gran aventurero, sino también en un ratón más saludable.

Así, Tito aprendió que a veces las cosas que más tememos pueden terminar siendo maravillosas. Y junto a sus amigos, disfrutaron de muchas más aventuras y festines de verduras juntos.

Fin.

FIN.

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