Las Aventuras de Togo, Bruno y Tita
En un rincón mágico del bosque, vivían tres grandes amigos: Togo, un cachorro travieso Golden retriever, y dos perritos Schnauzer llamados Bruno y Tita. A los tres les encantaba explorar el bosque juntos. Bruno, con su alegría y energía, siempre lideraba el camino.
Un día soleado, mientras colmados de energía decidían a dónde ir, Bruno dijo: "¡Hoy descubramos el río escondido! He escuchado que hay un lugar donde el agua brilla como diamantes. ¡Vamos!"
Tita, que era un poco más cautelosa, preguntó: "¿Y si nos encontramos con algún peligro, como un zorro o un oso?"
"No te preocupes, Tita. ¡Estamos juntos! Siempre cuidaremos los unos de los otros!" - respondió Bruno, haciendo una pirueta de alegría.
Togo, con su cola moviéndose de alegría, agregó: "¡Yo tengo un buen olfato! Si hay algún peligro, lo olfatearé antes de que se acerque."
Con el espíritu aventurero a flor de piel, los tres amigos comenzaron su camino por el bosque, brincando entre los árboles, oliendo las flores y disfrutando del frescor del aire.
Mientras caminaban, encontraron un pequeño charco lleno de barro. Togo, entusiasmado, corrió y saltó en el charco, salpicando a Bruno y Tita de barro.
"¡Togo! ¡Eso no es lo que queríamos hacer!" - gritó Tita, limpiándose el barro de su hocico.
Bruno, lleno de risas, dijo: "Es solo barro, Tita. Nos divertimos. ¡Mira cómo se ve!"
Riendo a carcajadas, decidieron que una pequeña pausa para jugar en el barro no estaba tan mal. Después de un rato de juegos, se sacudieron el barro y siguieron en su aventura.
Al llegar a una colina, comenzaron a subir cuando, de repente, escucharon un fuerte ruido. "¿Qué fue eso?" - preguntó Tita, asustada. Al ver un arbusto moverse, Bruno, más valiente que nunca, dijo: "No se preocupen, yo iré a investigar. ¡Voy!"
Escalando en la colina, sus amigos lo miraban nerviosos mientras él se acercaba por la parte superior. Luego de unos momentos de inquietante silencio, Bruno salió del arbusto con un gran susto. "Es solo un… ¡un conejo!" - dijo, respirando aliviado.
"¡Es un conejo!" - exclamó Tita, riendo. "En ese caso, ¡a seguir!"
Finalmente, llegaron a una parte del bosque que nunca habían visto. Frente a ellos, el río brillaba con el sol reflejándose en el agua, ¡era hermoso!"¡Lo logramos!" - chilló Bruno, dando saltitos de alegría. Sin embargo, el camino hacia el río estaba bloqueado por una gran roca.
"¿Cómo haremos para cruzar?" - preguntó Tita, sintiéndose desanimada.
Togo, observando bien, notó un pequeño sendero alrededor que podría llevarlos al otro lado. "Miren, amigos, podemos rodear la roca y llegar al río. ¡Vamos!"
Los tres, emocionados por la idea, siguieron el camino que Togo había descubierto, dando vuelta a la gran roca.
Cuando finalmente llegaron al río, se sintieron sorprendidos no solo por su belleza, sino también por lo refrescante del agua. "¡Es increíble!" - exclamó Tita, saltando al agua. "¡Voy primero!"
Bruno, entusiasmado, se lanzó tras ella. "¡Esto es lo mejor de la aventura!"
Togo, disfrutando de su compañía, se zambulló al agua, sintiendo la frescura y la alegría de estar con sus amigos.
Después de jugar, comenzaron a descansar en la orilla del río, mirando el cielo. "Hoy fue un gran día, nos divertimos mucho y aprendimos a no tener miedo" - dijo Tita, mientras se secaba al sol.
"Sí, y que siempre juntos somos más fuertes" - agregó Bruno.
"Y si seguimos explorando, podremos descubrir más descubrimientos hermosos juntos" - concluyó Togo, moviendo su cola.
Desde esas aventuras, los tres amigos crecieron no solo en su amistad, sino también en confianza y valentía, siempre listos para la próxima exploración.
FIN.