Las Aventuras de Tomás en el Bosque Mágico



Era un soleado sábado por la mañana y Tomás, un niño de diez años, estaba listo para su próxima gran aventura. Con su mochila a cuestas, salió de casa decidido a explorar el misterioso bosque que se encontraba cerca de su barrio. Sus padres siempre le habían contado historias sobre ese lugar lleno de árboles altísimos y criaturas asombrosas, así que no podía esperar más para descubrirlo por sí mismo.

Mientras caminaba por el sendero, Tomás escuchó un suave murmuro entre las hojas. "¿Qué será eso?"- se preguntó, mirando a su alrededor. La curiosidad lo llevó a acercarse y, para su asombro, encontró una pequeña ardilla que lo miraba con grandes ojos curiosos.

"Hola, pequeño amigo. ¿Dónde vas con tanta prisa?"- dijo Tomás, agachándose para observarla mejor. La ardilla, sin miedo, se acercó a él y olfateó su mano. Fue entonces que Tomás se dio cuenta de que no estaba solo.

Un poco más adelante, fue encontrando un camino lleno de flores de colores vibrantes. "¡Guau! Esto es hermoso!"- exclamó, inspirándose a recolectar algunas hojas y pétalos para su diario de aventuras que siempre llevaba consigo. Escribió: *Hoy vi un bosque lleno de magia y misterios.*

Al seguir su camino, Tomás se topó con un arroyo cristalino que corría alegremente entre las piedras. "¡Qué frescura!"- dijo mientras mojó sus pies en el agua. De repente, escuchó una voz que parecía venir del otro lado del arroyo.

"¡Hola, niño aventurero!"- gritó una pequeña elfa con alas brillantes. "Soy Lila, la guardiana de este bosque. Escuché lo que dijiste sobre la magia y vengo a mostrarte algo especial."-

Tomás casi no podía creer lo que veía; una elfa en un lugar de ensueño. "¡Es increíble! ¿Qué vas a mostrarme, Lila?"- preguntó emocionado.

"Sígueme, y ten cuidado con el agua. Te enseñaré la fuente mágica del bosque. Se dice que quien beba de ella podrá hablar con los animales."- dijo Lila mientras revoloteaba delante de él. Tomás la siguió con entusiasmo, atravesando árboles y saltando sobre troncos caídos.

Finalmente, llegaron a una cueva donde había una fuente de agua pura que brillaba como si tuviera miles de estrellas dentro. "Aquí está. Bebe un sorbo y verás..."-

Con valentía, Tomás se acercó a la fuente y, tras tomar un pequeño trago, sintió un cosquilleo en su interior. "¿Puedo hablar con los animales ahora?"- preguntó asombrado. Lila sonrió y le respondió: "Inténtalo. ¿Qué quieres preguntar?"-

"Mmm... ¡quiero saber qué hacen los pájaros cuando vuelan!"- dijo Tomás entusiasmado. En ese instante, un pájaro colorido se posó en su hombro y le dijo: "Nosotros volamos para explorar, para buscar comida y para hacer nuevas amistades. Pero también volamos para ser libres."-

Los ojos de Tomás brillaban de emoción. "¡Es maravilloso!"- respondió.

Sin embargo, la elfa le advirtió: "Cuidado, Tomás. Si quieres quedarte aquí, deberás cumplir una misión. Hace tiempo, un árbol sabio del bosque ha perdido su brillo y si no recuperamos su luz pronto, todo lo que aquí existe puede desaparecer."-

Tomás, convencido de que debían ayudar, dijo: "¿Cómo podemos hacerlo?"-

"Debes encontrar las tres gemas que le traen alegría al árbol. La primera gema está en la cueva del eco, la segunda en la cima de la montaña del viento y la tercera en el campo de flores silvestres."- explicó Lila con seriedad.

Determinado, Tomás emprendió su misión. Primero, se dirigió a la cueva del eco. Al entrar, escuchó su voz rebotar en las paredes. "¡Gema!"- gritó, y de pronto, una pequeña piedra brillante apareció. ¡Tomás la había encontrado!"Una misión cumplida, Lila!"-

Siguió su camino hacia la montaña del viento. Allí, enfrentó fuertes ráfagas, pero con su ingenio, encontró la segunda gema en un nido elevado. "¡Súper! Ahora solo queda la última!"-

Finalmente, se dirigió al campo de flores silvestres. Allí, múltiples colores rodeaban a Tomás, y fue en medio de ese espléndido paisaje donde encontró la gema más hermosa de todas. "¡Lo logré!"-

Regresó corriendo hacia el árbol sabio donde Lila lo esperaba. Juntos colocaron las gemas en su base, y al instante, el árbol comenzó a brillar intensamente, llenando el bosque con una luz dorada. "Gracias, valiente Tomás. Has salvado nuestro hogar."-

Tomás sintió una inmensa felicidad. "Nunca olvidaré esta aventura. ¡Quiero volver a visitarlos!"- prometió. La elfa sonrió y le dijo: "Siempre serás parte de este bosque, amigo. Nunca dejes de explorar y disfrutar de la naturaleza, pues siempre tiene algo nuevo por enseñarte."-

Desde ese día, Tomás comprendió lo importante que era cuidar de la naturaleza y todas sus maravillas. Con cada nueva aventura, descubría un poco más sobre el mundo que lo rodeaba, y su corazón estaba lleno de agradecimiento y amor por la tierra.

Y así, con su mochila lista para el próximo viaje, Tomás regresó a casa, listo para contarle a todos su fascinante historia en el bosque mágico.

FIN.

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