Las Aventuras de Verano de las Hermanas López



Era un cálido verano en el pequeño pueblo de Santa María del Río, donde las hermanas López, Valeria y Jimena, pasaban las vacaciones con su familia. Valeria, la mayor con 12 años, era responsable y siempre cuidaba de su hermana menor, Jimena, que apenas tenía 9 años y soñaba con vivir mil aventuras.

Un día, mientras jugaban en el parque, conocieron a dos chicos, Benjamín y Mateo, que se habían mudado recientemente al pueblo. Benjamín, un chico extrovertido y siempre sonriente, corrió hacia ellas.

"¡Hola! Soy Benjamín. ¿Quieren jugar al fútbol con nosotros?"

Jimena, emocionada, miró a su hermana.

"¡Sí, sí!" - gritó Jimena sin dudar.

Valeria, algo más tímida, sonrió y dijo:

"Está bien, pero tenemos que tener cuidado. No quiero que te lastimes, Jimena."

Así comenzó una hermosa amistad. Las cuatro tardes de esa semana se hicieron rutina: jugaban al fútbol, hacían picnics y compartían risas. Pero, un día, algo cambió. Benjamín le dio a Jimena un collar que había encontrado.

"¡Mirá, Jimenita! Creo que este collar es especial y te quedaría genial."

Jimena sonrió, pero Valeria, al verlo, sintió una punzada de celos. No entendía por qué, ya que no era de su estilo ser celosa. Ese verano, todos los días se volvieron diferentes.

Una tarde, mientras se acurrucaban bajo un árbol, Valeria decidió hablar:

"Jimena, ¿no preferirías jugar con alguien más grande?"

Jimena, desconcertada, respondió:

"Pero a mí me gusta estar con ustedes. Además, Benjamín es divertido!"

Valeria se sintió aún más molesta y se alejó. Creyó que sus días de verano estaban arruinados. Mientras se sentaba sola en el columpio del parque, sintió que algo se rompía dentro de ella. Sabía que su hermana y Benjamín se estaban haciendo amigos y eso la hacía sentir sola.

Sin embargo, Jimena se dio cuenta de la tristeza de su hermana y fue a buscarla.

"¡Valeria! Vení, por favor. Todos están jugando juntos y te extrañan. No te quiero lejos de mí."

Valeria recordó lo que significaba ser hermanas y, aunque no quería, su corazón se llenó de amor.

"Está bien, Jimena. Vamos a jugar. Pero prométeme que no vas a olvidarte de mí, ¿sí?"

"Nunca te olvidaría, ¡sos mi hermana!"

Cuando llegaron al grupo, Benjamín notó que Valeria estaba de vuelta y sonrió.

"¡Qué bien que viniste! Podemos formar dos equipos y jugar un partido."

El resto de la tarde fue increíblemente divertida. Los cuatro reían, corrían y disfrutaban del sol, mientras que Valeria, que antes había tenido celos, se dio cuenta de que compartir a su hermana con otros no la hacía menos especial.

Con el paso de los días, la relación entre las hermanas se volvió más fuerte. Valeria aprendió que la amistad no quita el amor que tienen entre ellas y Jimena entendió que siempre tendría a su hermana como su mejor aliada.

Al final del verano, en una hermosa tarde, Valeria le dijo a Jimena:

"Fue el mejor verano de todos. Vamos a hacer que el próximo sea aún mejor, pero con más aventuras juntas."

Jimena sonrió y agregó:

"Y con Benjamín y Mateo, ¿no?"

Valeria se río.

"Claro que sí, ¡pero siempre primero las hermanas!"

Las hermanas se abrazaron, felices y listas para lo que vendría, sabiendo que sus lazos siempre serían más fuertes que cualquier cosa. Así, aprendieron que el amor familiar e la diversión son las mejores formas de disfrutar el verano.

FIN.

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