Las Aventuras en Familia ITI
En un rincón mágico donde los árboles de mango daban frutos dulces y las huertas florecían con verduras de todos los colores, existía un lugar especial llamado Familia ITI. Allí convivían niños y seres mágicos: ardillas juguetonas, pájaros cantores y hasta un sabio tortuga llamado Don Tito.
Un día soleado, los chicos estaban sentados bajo un árbol de mango, disfrutando de un refrigerio. Entre risas, Ana, la más curiosa del grupo, dijo: "¡Imaginen si pudiéramos hablar con los animales! ¿Qué nos dirían?".
"Yo creo que los pájaros contarían sobre sus vuelos!" exclamó Lucas, mientras hacía soar sus brazos como alas. Todo el grupo rió y se unió a la idea.
Siguiendo su inspiración, decidieron organizar un concurso de talentos donde cada uno podría imitar a su animal favorito. Cada niño eligió un animal y se preparó.
Mientras ensayaban, escucharon un gran revuelo. "¿Qué será eso?" preguntó Sofía, mirando a todos con ojos curiosos. Siguieron el sonido y al llegar al bosque se encontraron con un grupo de animales reunidos, todos con preocupaciones.
"¡Ayuda! ¡Nos hemos perdido!" dijo una ardilla que se presentó como Ciri. "Estamos buscando nuestro camino a casa, pero no sabemos cómo.", se unió a ella un pájaro llamado Pío.
Los chicos, emocionados por la posibilidad de ayudar, se miraron entre sí. "¡Nosotros podemos ayudar!" gritó Lucas.
Juntos idearon un plan. Ana, siendo la más rápida, se ofreció a volar sobre los árboles para ver desde arriba cuál sería el mejor camino. "Desde el cielo, puedo dirigirte!".
Con la ayuda de todos, y el gran mapa que había creado Don Tito con hojas del bosque y flores, Ana pudo guiar a Ciri y Pío por el camino correcto.
Tras una larga y divertida aventura, encontraron la casa de Ciri, al pie de un árbol gigante. "¡Gracias, gracias! No sé qué habría hecho sin ustedes!" gritaba la pequeña ardilla.
"¡Esto merece una fiesta!" propuso Sofía. Y fue así que organizaron una gran celebración con el grupo de animales. Los chicos se presentaron en el concurso de talentos y cada uno hizo su mejor imitación, haciendo reír a todos los presentes.
Siendo amigos de los animales, decidieron incluirlos en la fiesta, y todos, pequeños y grandes, disfrutaron de un festín bajo los árboles de mango, llenando el aire con risas y canciones.
Don Tito, al ver lo que habían logrado, les dijo: "El verdadero talento no es solo saber imitar, sino también ayudar y trabajar juntos. Eso es lo que hace a Familia ITI un lugar especial".
Y así, entre juegos y risas, los niños aprendieron que cada uno tiene algo valioso para aportar y que la verdadera amistad no tiene fronteras. En Familia ITI, no solo aprendían en el aula, sino que también descubrían el valor de ayudar a los demás y compartir con quienes los rodean, sean personas o animales.
Desde ese día, los chicos y los animales se volvieron inseparables, compartiendo aventuras y lecciones, siempre recordando que, cuando trabajan juntos, pueden superar cualquier desafío.
FIN.