Las Aventuras en Manioc



Era un día soleado en la escuela de Maudie. Las maestras, emocionadas, se habían reunido en el aula para contarles a los niños un cuento especial. Nadie imaginaba que Maudie tenía un secreto: ella conocía un mundo mágico llamado Manioc.

"Chicos, hoy les traemos un cuento de aventuras increíbles", dijo la maestra Laura, sonriendo.

"¿Aventuras? ¡Me encanta!", exclamó un niño llamado Tomás.

"Pero primero, ¿alguno de ustedes ha escuchado sobre el mundo de Manioc?", preguntó la maestra Ana.

Todos se miraron confundidos, excepto Maudie, que no podía contener su emoción. Desde hace años, ella visitaba ese mundo y había conocido a criaturas fantásticas.

"Maestra, ¡yo sé sobre Manioc!", gritó Maudie.

Las maestras se sorprendieron.

"¡Contanos, Maudie!", pidió la maestra Laura.

Maudie se levantó, su corazón latía rápido.

"En Manioc, hay seres mágicos como los Danzarines de Luz, que iluminan la noche con su baile. También hay Ríos de Caramelo que fluyen hacia el País de los Susurros, donde los cuentos cobran vida y se cuentan solos.", comenzó Maudie, con los ojos brillantes.

Las maestras y los niños escuchaban atentos, intrigados por cada palabra de Maudie.

"Un día, mientras paseaba por el bosque de Lullas, conocí a un nuevo amigo llamado Flik, una criatura pequeña, parecida a un duende, pero con alas de mariposa. ¡Flik me llevó a conocer la Montaña de los Sueños!", siguió Maudie.

"¿Y qué hay en la Montaña de los Sueños?", preguntó una niña llamada Valentina, con curiosidad.

"¡Oh! Allí, cada piedra tiene un sueño dentro. Solo hay que escucharlas. Una vez escuché un sueño sobre un tren que llevaba a los niños a un lugar donde nunca olvidan cómo jugar. Era un lugar lleno de risas como ecos. Pero, Flik, me dijo que había algo que salvaguardar. Algo que hacía que los sueños no se perdieran."

"¿Qué era?", interrumpió Tomás.

"Una gran esfera brillante que flotaba en el aire, llamada Corazón de Sueños. Sin ella, los sueños de los niños podían desvanecerse. Pero había un problema: una sombra oscura, conocida como la Desidia, había comenzado a acercarse a la esfera. Se alimentaba de los sueños olvidados."

Las maestras intercambiaron miradas, cada vez más intrigadas.

"¿Y qué hiciste, Maudie?", preguntó la maestra Ana.

"Decidí ayudar. Con Flik, organizamos una gran fiesta. Invité a todos los seres de Manioc para que compartieran sus sueños. Mientras bailábamos y reíamos, la luz brilló más fuerte, y la Desidia comenzó a retroceder. ¡La risa y la alegría fueron nuestro arma!", exclamó Maudie.

"¿Y cuál fue el final?", inquirió otra niña.

"Con cada historia compartida, con cada sueño contado, hicimos que la esfera recuperara su brillo. Al final, la Desidia perdió su poder y desapareció en un torbellino de sombras. Desde entonces, en Manioc, celebro la Fiesta de los Sueños cada año. Todos recordamos que los sueños son poderosos y que nunca hay que olvidarlos."

Una vez que Maudie terminó de hablar, todos los niños aplaudieron.

"¡Queremos ir a Manioc!", gritaron entusiasmados.

"Y nosotros, como maestras, también queremos recordar que cada uno de ustedes tiene sueños que pueden compartir y proteger. ¡No dejen que la Desidia, que puede ser la tristeza o el olvido, se lleve sus sueños!", dijo la maestra Laura.

"¿Podemos hacer una fiesta de sueños en nuestra escuela?", propuso Valentina emocionada.

"¡Claro que sí!", respondió la maestra Ana.

"Vamos a celebrar cada uno de nuestros sueños y a compartirlos con todos. Recordemos que unidos brillamos más."

Los niños comenzaron a reír y planear su fiesta, mientras Maudie sonreía, sabiendo que, incluso en su mundo, la magia no estaba tan lejos. El poder de la amistad y la creatividad podía iluminar hasta el rincón más oscuro. Así, el mundo de Manioc seguía vivo en los corazones de todos ellos.

Y así, Maudie, las maestras y los niños vivieron felices, recordando que los sueños son un tesoro y que nunca hay que dejar de ser aventureros.

FIN.

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