Las Aventuras Matemáticas de los Gigantes del Cenepa



Era una soleada mañana en el colegio 15193 Gigantes del Cenepa, en Piura. Los alumnos se preparaban para una nueva aventura en su clase de matemáticas, donde su querido maestro, el Doctor Juan, siempre tenía algo emocionante preparado.

"¡Buenos días, chicos! Hoy vamos a embarcarnos en una misión especial", comenzó el Doctor Juan con una sonrisa que iluminaba su rostro.

"¿Una misión? ¿De qué se trata, profe?", preguntó Valentina, la más curiosa de la clase.

"¡Sí! Necesitamos resolver el misterio de los números perdidos. Alguien ha escondido los números en el patio del colegio y solo aquellas mentes brillantes podrán encontrarlos", explicó el maestro.

"¡Yo quiero ayudar!", gritó Lucas, emocionado.

Los chicos se agruparon y juntos crearon un plan. El Doctor Juan les asignó distintos roles. Valentina sería la líder del grupo, Lucas se encargaría de tomar notas, y así sucesivamente.

Con el mapa del colegio en la mano, comenzaron su búsqueda. Primero, llegaron al parque de juegos.

"Aquí debe haber algo. ¡Busquemos!", dijo Valentina.

"¡Miren!", Lucas encontró un papel arrugado.

"¡Es un acertijo! Dice: 'Suma mis partes, y la respuesta es clave, porque si no lo encuentras, en el aire se irá'", leyó Valentina.

Entre risas y gritos, comenzaron a sumar.

"Vamos a contar las escaleras del tobogán. ¡Son tres!", contó Lucas mientras se subía al tobogán.

"Y los columpios de a dos, son cinco. Entonces, tres más cinco... ¡Ocho!", dijeron todos juntos.

"¡Sí! Pero, ¿dónde está el número ocho?", inquirió Valentina.

Decidieron seguir al siguiente lugar del mapa: la biblioteca.

"Tal vez en la biblioteca encontremos más pistas", sugirió Lucas.

"Vamos, todos a buscar hasta dar con el número", agregó Valentina.

Al llegar, vieron que los libros estaban desordenados.

"¡Hay que organizarlos!", dijo Valentina.

"¿Y si los clasificamos por número de páginas?", propuso el Doctor Juan desde atrás.

"¡Buena idea!", exclamaron los chicos.

Mientras organizaban los libros, descubrieron un libro antiguo titulado "Los secretos de los números".

"¿Y si el ocho está en este libro?", preguntó Lucas.

"Vamos a revisarlo", respondió Valentina.

Dentro del libro, encontraron un dibujo de un octavo de luna.

"¿Qué significa esto?", inquirió Lucas mientras tocaba su frente pensativo.

"Quizás que el número ocho se encuentra relacionado con la luna", dijo Valentina.

Así, con nuevos conocimientos, decidieron ir al jardín del colegio.

"Puede que haya algo oculto aquí", dijo el Doctor Juan.

"¡Miren! Hay ocho flores frente a nosotros", anunció Valentina.

"¡El número ocho está aquí!", gritaron todos al unísono.

"¡Felicitaciones! Has encontrado el primer número!", exclamó el Doctor Juan.

Los chicos estaban más emocionados que nunca.

"¿Cuál es el siguiente lugar?", preguntó Lucas.

"Debemos ir a la clase de arte!", sugirió Valentina.

Al llegar a la clase de arte, la profe Ana les mostró un gran mural lleno de colores, pero en el centro había una figura vacía.

"¿Por qué hay un espacio en blanco?", preguntó Valentina.

"Creo que se necesita un número que represente nuestra clase", explicó la profe.

"¡Tal vez sea el número cuádruple de cuatro!", dijo Lucas.

"¡Exacto! El número 16!", gritó Valentina emocionada al darse cuenta.

Sin pensarlo, los chicos se unieron a la tarea de pintar el número con múltiples colores.

"¡Eso se siente bien!", dijo Valentina.

"Y nos ayuda a aprender a trabajar en equipo", dijo Lucas.

Estaban a punto de terminar el mural cuando el Doctor Juan interrumpió.

"¡Chicos, el tiempo avanza y debemos encontrar el último número!", recordó.

"¡Oh no!", dijeron todos juntos, y siguieron la búsqueda hacia el último destino: el gimnasio.

Una vez en el gimnasia, les sorprendió el eco de sus voces.

"Quizás el número esté escondido entre los equipos deportivos", dijo Lucas.

"¡Busquemos!", gritaron todos.

Después de revisar pelotas, raquetas y otras cosas, encontré una caja.

"Es una caja de matemáticas", exclamó Valentina.

"¡Genial! Vamos a abrirla", dijo Lucas emocionado.

Dentro, encontraron diferentes objetos que simbolizaban los números.

"¡Miren! Hay un dado con el número 12", dijo Valentina al abrir la caja.

"Pero ¿qué significa eso?", preguntó Lucas confundido.

"Tal vez sea nuestra última pista: el doce en forma de una figura", concluyó Valentina.

Así, decidieron que el último número a encontrar sería el número doce.

"Lo logramos, chicos!", exclamó el Doctor Juan orgulloso.

"Hemos descubierto los números perdidos y aprendido mucho sobre trabajo en equipo y matemáticas. ¡Estamos listos para el siguiente desafío!", dijo Valentina.

Y así, los alumnos del colegio Gigantes del Cenepa aprendieron que las matemáticas son una increíble aventura, y que cada número tiene su propio cuento que contar.

Desde entonces, la clase de matemáticas no volvió a ser la misma, y cada vez que se ponían a estudiar, recordaban sus mágicas aventuras y cómo trabajar juntos les había llevado a descubrir lo valiosos que eran los números.

FIN.

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