Las Aventuras Pacíficas en el Lago
Había una vez, en un lago de Seattle, un perrito llamado Max, un cuervo llamado Coco y una avioneta llamada Amelia. Todos vivían juntos en armonía y disfrutaban de las aventuras que les brindaba el lago.
Un día soleado, mientras Marina jugaba cerca del lago con su pelota favorita, Max se acercó a ella moviendo su colita emocionado. Marina rió y estiró sus brazos para abrazarlo.
Pero justo en ese momento, Coco voló rápidamente hacia ellos y gritó: "¡Espera! ¡No muerdas a Max!". Marina quedó sorprendida al escuchar las palabras de Coco. Miró fijamente al cuervo mientras decía: "¿Morder? No morder".
La pequeña niña no entendía por qué no podía morder a su amigo animal. Amelia la avioneta, que había estado observando la escena desde el aire, decidió aterrizar junto a ellos para explicarle a Marina por qué era importante no morder a los demás.
Ella dijo: "Marina, los niños pequeños como tú pueden sentirse tentados a morder cuando están felices o emocionados. Pero debemos recordar que nuestros amigos también tienen sentimientos". Max asintió con la cabeza mientras waggeaba su cola vigorosamente.
El cuervo Coco continuó diciendo: "Cuando muerdes a alguien, puede hacerles daño e incluso lastimarlos físicamente". Marina parecía preocupada por lo que estaba escuchando. Amelia tomó la palabra nuevamente y agregó: "Además del dolor físico que puedes causarle a alguien al morder, también puedes lastimar sus sentimientos.
Es importante aprender a expresar nuestras emociones de manera adecuada y respetuosa". Marina comenzó a entender lo que le estaban diciendo y bajó la cabeza avergonzada.
Max se acercó a ella y lamió su mano para mostrarle que no estaba enojado con ella. Coco volvió a volar hacia un árbol cercano y observaba la escena. Amelia sonrió y continuó: "Marina, todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos.
Si alguna vez sientes la necesidad de morder, recuerda las palabras de Max, Coco y yo. Podemos ser amigos sin hacer daño". Desde aquel día en adelante, Marina entendió la importancia de no morder a los demás.
Aprendió a comunicarse con palabras, abrazos y caricias en lugar de usar sus dientes para expresarse. Max, Coco y Amelia se convirtieron en los mejores amigos de Marina. Juntos exploraron el lago de Seattle sin preocupaciones ni conflictos porque sabían que habían superado un obstáculo importante.
Y así termina esta historia sobre amistad y aprendizaje. Recuerda siempre tratar a los demás con amor y respeto, ¡y nunca olvides que todos podemos ser amigos!
FIN.