Las aventuras playeras de Marta y María



Había una vez dos hermanas llamadas Marta y María que estaban muy emocionadas porque por fin llegaba el día de irse de vacaciones a la playa.

Desde hacía semanas habían estado planeando todo, eligiendo los trajes de baño más bonitos y haciendo una lista de todas las cosas divertidas que querían hacer. El 20 de julio, Marta y María se levantaron temprano llenas de energía. Se vistieron rápidamente, cogieron sus maletas y salieron corriendo hacia el coche familiar.

Su mamá les había preparado un desayuno delicioso para llevar en el camino. Al llegar a la playa, las niñas no podían creer lo hermosa que era.

El sol brillaba intensamente, las olas rompían suavemente en la orilla y había muchas palmeras con hamacas debajo para descansar. Marta y María se miraron emocionadas y se dieron cuenta de que iban a tener unas vacaciones inolvidables. Decidieron empezar por construir un castillo de arena gigante.

Trabajaron juntas durante horas, moldeando torres altísimas y fosos profundos alrededor del castillo. Estaban tan concentradas en su tarea que no notaron cómo el agua del mar estaba subiendo poco a poco hasta llegar al castillo.

De repente, una ola gigante llegó arrastrándose hacia ellas y derribó todo su trabajo duro. "¡Oh no!" exclamó Marta decepcionada mientras veía cómo su castillo se desmoronaba. Pero María sonrió y dijo: "No te preocupes, podemos construir otro mejor".

Así fue como comenzó una competencia amistosa entre las hermanas. Cada día construían un castillo más grande y más impresionante que el anterior. Marta se especializaba en hacer torres altas y María era experta en hacer fosos profundos.

Un día, mientras estaban construyendo su castillo, notaron a lo lejos una nube negra acercándose rápidamente. El viento soplaba cada vez más fuerte y empezó a llover. "¡Tenemos que proteger nuestro castillo!" gritó Marta preocupada.

Las dos hermanas corrieron hacia el castillo y comenzaron a cubrirlo con hojas de palma para protegerlo de la lluvia. A pesar del mal tiempo, trabajaron juntas sin parar hasta que lograron resguardarlo completamente.

Cuando finalmente paró de llover, Marta y María se dieron cuenta de algo sorprendente: su castillo no solo había resistido la tormenta, sino que ahora parecía aún más hermoso.

Las gotas de lluvia habían creado pequeños destellos sobre la arena húmeda, haciendo brillar el castillo como si estuviera hecho de oro. Las niñas comprendieron entonces que las dificultades pueden convertirse en oportunidades si uno aprende a enfrentarlas con valentía y creatividad.

Desde ese día, Marta y María dejaron atrás los desafíos del pasado y se embarcaron en nuevas aventuras llenas de diversión. Y así fue como Marta y María pasaron unas vacaciones inolvidables en la playa, aprendiendo importantes lecciones sobre trabajo en equipo, perseverancia y encontrar belleza incluso en los momentos difíciles.

FIN.

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