Las Aventuras por los Boquetes



Era un día soleado en Puerto Rico y dos amigas, Andrea Karina y Hilmarie, decidieron salir a dar un paseo. Andrea manejaba su brillante Toyota C-HR, mientras que Hilmarie iba en su poderoso Mitsubishi Lancer. Pero había un pequeño problema: la carretera estaba llena de boquetes y eso podría arruinar cualquier aventura.

"¿Viste ese boquete, Andrea? ¡Casi me caigo de la risa!" exclamó Hilmarie mientras saltaba por uno de ellos.

"¡Chicos, esto es un campo de obstáculos! Deberíamos patentar nuestra propia carrera de boquetes" rió Andrea.

Ambas empezaron a dividir las calles en niveles de dificultad. El boquete más grande se convirtió en el 'Gran Cráter', y cada vez que daban vueltas cerca, hacían poses heroicas.

"¡Toma eso, Gran Cráter!" gritó Hilmarie, mientras levantaba un puño en el aire.

"¡C-HR a la vista!" respondió Andrea, bromeando sobre lo rápida que era su auto en comparación al de Hilmarie.

A medida que avanzaban, decidieron hacer una parada en una heladería. Mientras disfrutaban de sus deliciosos helados, una idea brillante surgió en la mente de Hilmarie.

"¿Y si hacemos un concurso para ver quién encuentra más boquetes en la ruta de vuelta a casa?" propuso.

"¡Eso suena divertido! Podemos darles nombres a los boquetes y hacer un mapa" respondió Andrea emocionada.

Y así, las dos amigas trazaron su plan. Cada boquete tendría un nombre y una historia divertida asociada, desde ‘El Bache de la Risa’ hasta ‘El Abismo de los Helados’. Pero a medio camino, se encontraron con un boquete que era demasiado grande para ignorar.

"¡Ese es el Boquete de la Aventura!" dijo Andrea, señalando hacia el hoyo enorme en el camino. "¡Déjame tomar una foto para agregarlo al mapa!".

Mientras Andrea sacaba su teléfono, Hilmarie se acercó para mirar de cerca.

"No puedo creer que haya un boquete tan grande. ¿Te imaginas cuánto costaría arreglarlo?".

"Así es, pero más bien vamos a divertirnos. Convirtámoslo en el destino del día!" propuso Andrea.

Decidieron que en lugar de solo mirar el boquete, harían un concurso de quién podía lanzar una piedra, una moneda y otros objetos al boquete sin caerse en él. Las risas no tardaron en llegar, llenando el aire con buenos momentos.

Cuando finalmente regresaron a casa, decidieron que tenían que ayudar a que la gente en su barrio se diera cuenta del problema de los boquetes.

"Propongamos una carrera benéfica!" dijo Hilmarie.

"¡Sí! Para recolectar fondos y arreglar los boquetes, mientras nos divertimos!" agregó Andrea entusiasmada.

Las dos amigas organizaron la carrera e invitaron a todos sus amigos y vecinos. Para su sorpresa, más de cien personas se inscribieron y la risa llenaba el lugar. La carrera fue un éxito rotundo y lograron recaudar suficiente dinero para ayudar a reparar varios boquetes.

Al final del día, mientras volvían a casa, Andrea le dio un golpe suave a Hilmarie en el brazo.

"¡¿Viste lo que logramos? ! ¿Quién diría que un paseo entre boquetes nos llevaría a hacer una carrera tan divertida?".

"¡Así es! A veces, un problema se convierte en una gran idea. ¡Quiero un mapa de boquetes para siempre!" respondió Hilmarie sonriendo.

Y así, las amigas aprendieron que a veces los problemas pueden resultar en aventuras increíbles si se los mira de la manera correcta. Y que, aunque haya hoyos en el camino, siempre se puede encontrar algo divertido en el viaje.

FIN.

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