Las Aventuras Sonoras de Juancito



Había una vez un niño llamado Juancito que vivía en una casita rodeada de árboles y flores. Todas las mañanas, el sol brillaba en el cielo y despertaba a Juancito con su luz cálida y brillante. Al abrir los ojos, Juancito escuchaba el canto alegre de los pajaritos que le anunciaban que era hora de levantarse.

Con paso lento y soñoliento, Juancito se dirigía a la cocina donde su mamá preparaba el desayuno. Mientras masticaba su tostada crujiente, escuchaba el sonido del agua hirviendo en la pava y el murmullo de su mamá moviéndose por la cocina. - 'Buenos días, mamá', dijo Juancito con una sonrisa. - 'Buenos días, mi niño', respondió su mamá con cariño.

Después de desayunar, Juancito salía al jardín para jugar. El césped húmedo hacía un ruido suave bajo sus pies descalzos, y las hojas de los árboles susurraban al compás del viento. Juancito se divertía escuchando todos estos sonidos, pero de repente escuchó un ruido estruendoso. ¡Era el ladrido juguetón de su perro que venía corriendo hacia él! - '¡Guau, guau!', dijo el perro con alegría. - '¡Hola, amigo!', exclamó Juancito mientras acariciaba su peluda cabeza.

Al mediodía, la campana de la escuela sonó y Juancito corrió para tomar su almuerzo. Escuchó el sonido de la cuchara chocando contra el plato y el murmullo alegre de sus compañeros. Después de jugar y aprender, regresó a casa con su mamá. Mientras caminaban, el ruido de las hojas secas crujiendo bajo sus pies los acompañaba. - '¿Qué fue lo que más te gustó hoy, Juancito?', preguntó su mamá. - '¡Todo, mamá! Me encantaron los sonidos de la naturaleza y jugué mucho con mis amigos', respondió Juancito emocionado.

Por la tarde, Juancito se subió a su bicicleta y pedaleó con fuerza. Escuchó el traqueteo de las ruedas contra el suelo y el viento silbando en sus oídos. Juancito reía feliz mientras disfrutaba de todas esas divertidas onomatopeyas. Al regresar a casa, el olor a comida deliciosa y el chisporroteo de la sartén lo recibieron. - '¡A cenar!', anunció su mamá con una sonrisa. - '¡Qué rico suena todo!', dijo Juancito con hambre.

Después de la cena, Juancito se lavó los dientes con el sonido burbujeante del agua corriendo por el lavamanos. Finalmente, se puso su pijama y se metió en la cama, escuchando el suave murmullo de su mamá leyéndole un cuento. - 'Buenas noches, mi niño', dijo su mamá. - 'Buenas noches, mamá', respondió Juancito con sueño.

Cerró los ojos y lentamente se dejó llevar por el dulce sonido de sus propios susurros mientras se sumergía en un profundo y tranquilo sueño. ¡Qué día tan lleno de maravillosas onomatopeyas había vivido Juancito!

FIN.

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