Las Aves del Árbol Sabio
En un hermoso bosque, había un árbol enorme y frondoso conocido como el Árbol Sabio. Era tan alto que sus ramas parecían tocar el cielo. Este árbol era especial no solo por su tamaño, sino porque albergaba a muchas aves de colores brillantes: gorriones, periquitos, cardenales y hasta un par de loros que siempre estaban charlando entre sí.
Un día, mientras las aves jugaban en las ramas, una pequeña gorrión llamada Lila se coló en una conversación entre los loros.
"¿Por qué nunca salen de este árbol?" - preguntó curiosa Lila.
"Este es nuestro hogar, y aquí estamos a salvo" - respondió uno de los loros, llamado Lucho.
"Pero, hay un mundo entero afuera para explorar, liberar nuestra imaginación y conocer nuevas cosas" - insistió Lila.
Algo en las palabras de Lila despertó la curiosidad de las demás aves. Aunque el Árbol Sabio era un lugar hermoso, los pájaros comenzaron a preguntarse qué más existía fuera de su hogar.
Un día, decidieron hacer una reunión para discutirlo.
"Los invito a aventurarnos juntos", dijo Lila animada.
"Y si algo malo sucede?" - se preocupó una cardenal llamada Mía.
"Podemos cuidarnos mutuamente. ¡Seremos fuertes!" - respondió Lila con determinación.
Al día siguiente, Lila y las aves se prepararon para su primera gran aventura. Con la voz de Lila inyectando energía, emprendieron el vuelo hacia el horizonte. Siguieron un sendero de flores silvestres y ríos brillantes que nunca habían visto antes. Sin embargo, a medida que se alejaban del árbol, comenzaron a notar que en el aire había menos pájaros.
"¿Dónde estarán todos?" - preguntó Lucho con preocupación.
"Quizás tomamos un camino erróneo..." - sugirió Mía sintiendo un nudo en su pecho.
Entonces fueron sorprendidos por un viento fuerte que los empujó hacia una colina. Fue un momento de miedo, pero las aves decidieron unirse más que nunca. Lila gritó:
"¡Sigamos volando juntos, así nos cuidamos!"
Así lo hicieron, empujándose entre todas hasta que, finalmente, llegaron a la cima de la colina. Al mirar hacia abajo, se dieron cuenta de que habían llegado a un bello prado lleno de aves de diferentes colores.
"¡Miren cuántos amigos hay aquí!" - exclamó Lila emocionada.
Las aves pronto fueron recibidas por un grupo de canarios. Ellos compartieron su música y les contaron historias sobre el mundo exterior.
"Creíamos que había peligro del otro lado del bosque", dijo una canaria llamada Bella. "¡Pero aquí hay tantos tesoros para descubrir!"
"Sí, a veces es bueno salir de la zona de confort y conocer nuevos amigos," agregó otro canario, Floro.
Las aves del Árbol Sabio se fueron sintiendo más aliviadas. Se dieron cuenta de que la aventura valía la pena, e incluso se pusieron a cantar y bailar en el prado. Por un momento, todo era alegría y diversión. Pero al caer la tarde, se sintieron un poco preocupadas por el camino de regreso.
"¿Y si no encontramos el camino de vuelta?" - preguntó Mía.
"No se preocupen, lo resolveremos juntos," respondió Lila.
Recordando que habían venido volando en un gran círculo, Lila propuso rastrear el vuelo que hicieron para regresar. Así fue como, siguiendo el último rayo de luz, las aves comenzaron a volar de vuelta al Árbol Sabio, riendo y cantando a lo largo del camino.
"Recuerden los nuevos amigos que hicimos y las historias que compartimos," sonrió Lucho.
"Y también, el coraje que tuvimos para salir de nuestra zona segura," añadió Mía.
Al llegar al Árbol Sabio, las aves comprendieron que el mundo era mucho más grande de lo que pensaban. Comprendieron que ser valientes y querer explorar no significa dejar atrás lo que ya aman, sino disfrutar de las nuevas experiencias que enriquecen su vida.
Desde ese día, a menudo volaban hacia el prado, pero siempre volvían al Árbol Sabio, donde se contaban aventuras y hacían nuevas amistades. Lila se convirtió en la heroína del Árbol porque había demostrado que el miedo se supera con valor, compañía y un corazón abierto.
Y así, las aves del Árbol Sabio aprendieron a volar alto, no solo en el cielo, sino en su espíritu de amistad y aventura.
FIN.