Las bailarinas imparables



Había una vez en el barrio de Fermín Toro, en Argentina, una niña llamada Adriagne que tenía cinco amigas muy especiales: Sofía, Valentina, Martina, Luciana y Camila.

Juntas formaban un grupo inseparable que compartía risas, juegos y aventuras todos los días. Adriagne era conocida por su pasión por el baile. Desde pequeña había demostrado un talento innato para moverse al ritmo de la música y contagiaba a todos con su alegría.

En cada reunión de amigas, no faltaba la música y las coreografías improvisadas que Adriagne lideraba con entusiasmo. Un día, mientras paseaban por el parque cerca de sus casas, vieron un cartel que anunciaba un concurso de baile en la plaza del barrio.

Las chicas se emocionaron al instante y decidieron inscribirse como equipo para participar en el certamen. "¡Chicas, este concurso es perfecto para nosotras! ¡Vamos a brillar en ese escenario!", exclamó Adriagne emocionada.

"¡Sííí! ¡Será genial mostrar nuestras habilidades y divertirnos juntas!", agregó Sofía con entusiasmo. Las chicas comenzaron a ensayar todas las tardes después de la escuela. Adriagne les enseñaba pasos de baile creativos y juntas trabajaban en sincronizar sus movimientos para sorprender al público.

A medida que practicaban, iban fortaleciendo su amistad y confianza mutua. Sin embargo, a pocos días del concurso, surgió un problema inesperado: Valentina se torció el tobillo durante una práctica y el médico le recomendó reposo absoluto durante dos semanas.

"¡Oh no! ¿Qué haremos ahora sin Valentina?", lamentó Martina preocupada. Pero Adriagne miró a sus amigas con determinación y les dijo: "No podemos rendirnos ahora. Valentina estará apoyándonos desde casa.

Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo por ella". Con valentía y solidaridad, las cinco amigas continuaron ensayando intensamente para compensar la ausencia temporal de Valentina. Trabajaron arduamente hasta perfeccionar cada paso y expresión facial para transmitir alegría al público durante su presentación.

Finalmente llegó el día del tan esperado concurso de baile en la plaza del barrio. Las chicas estaban nerviosas pero emocionadas por mostrar todo lo que habían preparado juntas.

Cuando subieron al escenario frente a cientos de personas, sintieron mariposas en el estómago pero recordaron todo lo vivido junto a Valentina y se llenaron de fuerza interior. Al sonar la música comenzaron a bailar con gracia e energía desbordante.

Sus movimientos eran precisos, sus sonrisas contagiosas y su conexión palpable ante los ojos del público que no dejaba de aplaudir emocionado ante tal espectáculo lleno de colorido y armonía. Al finalizar su presentación recibieron una ovación cerrada y fueron proclamadas ganadoras del primer lugar del concurso.

Las chicas saltaban abrazándose entre lágrimas de emoción por haber logrado algo tan grande juntas gracias a su esfuerzo conjunto e inquebrantable amistad. Desde entonces, nadie pudo detenerlas siempre fuertes, felices disfrutando cada momento.

FIN.

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