Las ballenas que querían regresar al mar azul
Era un hermoso día en las costas de Canarias. El sol brillaba intensamente, y el mar, que solía ser un hermoso manto azul, estaba empezando a mostrar señales de tristeza. Las ballenas, grandes y majestuosas, nadaban cerca de la superficie, pero hoy algo no iba bien.
"¿Por qué el agua está tan turbia?" - preguntó una joven ballena llamada Luna, moviendo su enorme cola con preocupación.
"Lo he notado, Luna. El mar no es como solía ser. Hay plástico y basura por todas partes, y el alimento que solía encontrar aquí se ha ido" - respondió su amiga Bella, que era un poco más anciana y sabia.
Las ballenas comenzaron a reunirse, cada una contando su opinión sobre lo que estaba sucediendo.
"Yo quiero regresar a casa, al océano profundo y limpio. Aquí ya no es lo que era" - dijo Carlos, el más viejo de todos, con su voz grave y profunda.
"Es cierto, pero si nos vamos, ¿quién ayudará a los humanos a entender?" - cuestionó Toni, un ballenato curioso.
Las ballenas comenzaron a discutir. Algunas querían marchar a un lugar donde el mar estuviera limpio y lleno de vida, mientras que otras creían que no podían abandonar a los humanos, esos seres que a veces hacían cosas queriendo y otras sin querer, que dañaban su hogar.
"Pero si nos quedamos, ¿cómo cambiarán las cosas?" - interrumpió Luna. "El mar no puede sanarse solo. Necesita nuestra ayuda y la de los humanos".
Una idea brillante surgió en la mente de Toni. "¡Podríamos hacer una gran fiesta del mar! Invitar a todos los humanos de la isla a conocernos, a aprender sobre nuestro hogar y lo que podemos hacer juntos para cuidarlo".
Las ballenas se emocionaron con la idea. Decidieron preparar la "Gran Fiesta del Mar". Se pasaron la tarde nadando por las aguas y buscando los mejores lugares para que los humanos pudieran ver con claridad.
Cuando el día de la fiesta llegó, un grupo de familias canarias llegó a la playa. Las ballenas, con sus coloridos adornos hechos de algas y flores del mar, comenzaron a saltar y hacer acrobacias en homenaje a sus visitantes.
"¡Miren, niños! ¡Las ballenas veternas!" - gritó un niño pequeño, mientras señalaba con su dedo.
Los humanos se maravillaron al ver a estos enormes y gentiles seres. Una de las mujeres, llamada Clara, se acercó a la orilla y gritó:
"¿Por qué se ven tristes, ballenas?".
Toni nadó más cerca y, tomando aliento, contestó:
"El mar no es como solía ser. Está contaminado, y queremos que todos sepan que podemos ayudar. Gracias a ustedes, los humanos, podemos limpiar y cuidar nuestro hogar. ¿Nos ayudarían?".
Los humanos se miraron sorprendidos, luego comenzaron a aplaudir y a decir que estarían dispuestos a ayudar.
"¡Sí! ¡Vamos a formar grupos para limpiar las playas y las aguas!" - dijo Clara.
Así, la familia de Clara, junto a otros humanos, se unieron a las ballenas y comenzaron un gran proyecto de limpieza en las costas de Canarias. Durante semanas, recogieron basura de la playa, limpiaron el agua y plantaron algas, creando un lugar seguro para que el alimento volviera y el mar recuperara su esplendor.
La amistad entre las ballenas y los humanos creció, y la música y las risas llenaron el aire cada vez que se veían. Con el tiempo, el mar comenzó a cambiar. La contaminación menguó, los peces regresaron, y las aguas se tornaron de un azul radiante.
Un día, mientras todos celebraban el éxito de su trabajo, Luna miró a su alrededor y sonrió ampliamente. "Miren el mar, amigos, ¡se está recuperando!".
"¡Y todo gracias a nosotros!" - agregó Bella, emocionada, y las otras ballenas corearon en una melodía armónica.
"Así que, ¿nos quedamos o nos vamos?" - preguntó Carlos, mirando a los demás.
"Quedémonos, por ahora, y sigamos cuidando juntos. Hay mucho por hacer", explicó Toni, sabiendo que aún había desafíos por delante.
Las ballenas decidieron quedarse, y cada vez que nadaban, lo hacían con orgullo, sabiendo que sus esfuerzos y los de sus amigos humanos estaban haciendo una gran diferencia. El océano se convirtió en un hogar nuevamente, y las ballenas jamás olvidaron la lección más importante: juntos, podían lograr cualquier cosa, y cuidar del mar significaba cuidar de todos.
Desde ese día, cada primavera, celebraban la "Gran Fiesta del Mar", recordando a todos que, cuando hay amor y esfuerzo compartido, siempre hay esperanza para el futuro del océano.
FIN.