Las Bellas Estrellitas del Bosque
En un hermoso bosque, rodeado de flores y árboles altos, vivían tres bebés de ojitos grandes y brillantes: Lila, Momo y Tita. Su belleza era tan radiante que hasta los animales del bosque se detenían a admirarlas. Aunque eran pequeñas, tenían el poder de iluminar el día con solo sonreír.
Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, Lila dijo:
- ¡Miren, amigos! ¡El arcoíris se ve tan brillante hoy!
Momo, que siempre estaba atento a los detalles, sopló en su silbato de madera.
- ¡Escuchen! ¡Los pájaros están cantando una melodía especial!
Tita aplaudió emocionada y gritó:
- ¡Vamos a hacer una fiesta para celebrar!
Las tres bebés comenzaron a planear su fiesta. Invitaron a todos los animales del bosque: desde los traviesos conejos hasta los sabios búhos. Pero había un problema: el Rey León, que vivía en la colina, estaba muy triste. Nadie sabía por qué, pero su melena dorada parecía sombría y apagada.
- Chicas, ¿por qué no invitamos al Rey León?
- Tal vez él pueda unirse a nuestra fiesta y se sienta mejor, - sugirió Lila. Momo movió su cabeza afirmativamente:
- Esa es una gran idea. Debemos llevarle un regalo.
Las tres amigas decidieron hacerle una corona de flores. Con cuidado, recogieron las flores más bellas y tejieron la corona con sus diminutas manos.
Cuando llegaron a la cueva del Rey León, Lila, Momo y Tita sintieron un poco de miedo. El rey era imponente, pero su tristeza las motivaba a seguir. Tita golpeó suavemente la puerta de la cueva y dijo:
- ¡Hola, Rey León! Somos Lila, Momo y Tita, y traemos algo especial para vos.
El Rey León salió lentamente, sus ojos sabor a tristeza.
- ¿Qué desean, pequeñas?
Momo, con su voz temblorosa, le mostró la corona.
- Queremos que lleves esta corona y te unas a nuestra fiesta. ¡Creemos que sonreír te hará sentir mejor!
El rey miró la hermosa corona de flores y, por un momento, las pequeñas vieron un destello de alegría en sus ojos.
- ¡Qué gesto tan amable!
Finalmente, el rey aceptó unirse a la fiesta. Cuando llegaron al claro del bosque, todos los animales estaban ansiosos por celebrar. El cielo se iluminó con colores y risas. Con cada sonrisa de las bellas bebés, el ambiente se llenaba de energía positiva y alegría.
Mientras el Rey León llevaba la corona de flores, se unió al canto de los pájaros. Por primera vez en mucho tiempo, el rey rugía de felicidad.
- Este día es maravilloso, gracias a ustedes. Me olvidé de lo importante que es CELEBRAR junto a los amigos.
- ¡Y es fundamental encontrar la alegría en los pequeños momentos! - añadió Lila.
- Exactamente, - dijo Momo - La belleza no solo se trata de lo que vemos por fuera, sino de lo que sentimos por dentro.
Al caer la tarde, rodeados de risas y música, los bebés entendieron que era su luz interior la que realmente iluminaba el bosque. Desde ese día, la alegría del Rey León se volvió contagiosa y el bosque se llenó de fiestas improvisadas, donde los animales se reunían a celebrar la belleza de la amistad y la felicidad.
Y así, en aquel bosque donde todo brillaba, las hermosas bebés aprendieron que la verdadera belleza no solo está en los ojos grandes y bonitos, sino en el corazón lleno de amor y bondad.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.