Las bicicletas mágicas



Había una vez dos amigas llamadas Génesis y Camila. Eran inseparables y siempre estaban juntas, riendo y jugando. Pero un día, algo triste les sucedió. Un malvado ladrón llegó al pueblo de Génesis y Camila.

Robó todas las bicicletas de los niños, incluyendo las de ellas. Las niñas se sintieron muy tristes porque no podían pasear en bicicleta por el parque como solían hacerlo.

"¿Qué vamos a hacer ahora?", preguntó Génesis con lágrimas en los ojos. "No lo sé", respondió Camila suspirando. "Extraño tanto nuestra diversión en bicicleta". Las niñas decidieron buscar ayuda para recuperar sus bicicletas.

Le contaron a todos los vecinos sobre el robo y pidieron que estuvieran atentos por si veían algo sospechoso. "¡No te preocupes! ¡Vamos a encontrar esas bicicletas!", dijo uno de los vecinos mientras les daba ánimos.

Los días pasaban y cada vez que veían a alguien en una bicicleta, se acercaban emocionadas solo para descubrir que no eran las suyas. La tristeza comenzaba a apoderarse de ellas nuevamente. Pero un día, mientras caminaban por el parque, vieron algo brillante entre los arbustos.

Se acercaron cautelosamente y descubrieron unas ruedas asomándose tímidamente desde la maleza. Las niñas corrieron hacia allí con esperanza e incredulidad. Y ahí estaban: ¡sus queridas bicicletas! Parecía que el ladrón había escondido las bicicletas en ese lugar. "¡Las encontramos, Génesis!", gritó Camila emocionada.

"¡Nuestras bicicletas están aquí!". Las niñas no podían creer su suerte. Montaron en sus bicicletas y comenzaron a pedalear por el parque, riendo y disfrutando de la brisa en sus rostros. Pero entonces, vieron algo inesperado.

En un rincón del parque, había un niño sentado solo y triste. Se llamaba Juanito y también le habían robado su bicicleta. Génesis y Camila se acercaron a él con una sonrisa amable. "¿Estás bien?", preguntó Génesis preocupada.

"No tengo mi bicicleta", respondió Juanito con tristeza. "Extraño mucho poder pasear como antes". Las niñas intercambiaron miradas y tuvieron una idea brillante. Decidieron prestarle una de sus bicicletas a Juanito para que pudiera divertirse también.

"Aquí tienes, Juanito", dijo Camila entregándole su bicicleta. "Ahora podrás pasear con nosotros". El rostro de Juanito se iluminó de alegría mientras montaba en la nueva bici prestada. Desde ese día, Génesis, Camila y Juanito se convirtieron en los mejores amigos del mundo.

Juntos, exploraban el parque en sus bicicletas, compartiendo risas y aventuras sin fin. Aprenderam que compartir lo que tienen con quienes lo necesitan puede hacer felices a todos.

Y así, las niñas descubrieron que incluso en los momentos más tristes, siempre hay una forma de encontrar la felicidad nuevamente. Y colorín colorado, esta historia llena de amistad y generosidad ha terminado.

FIN.

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