Las Brujas de la Tormenta
Había una vez tres brujas hermanas llamadas Margarita, Rosa y Violeta. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de bosques oscuros y misteriosos. Eran conocidas por su gran sabiduría y habilidades mágicas.
Un día de octubre, las brujas hermanas despertaron en su acogedora cabaña y se dieron cuenta de que afuera había una tormenta furiosa. Los truenos retumbaban y los relámpagos iluminaban el cielo gris. Margarita, la mayor de las hermanas, miró por la ventana con asombro.
"¡Hermanas!", exclamó emocionada. "Esta es nuestra oportunidad perfecta para ayudar a nuestro querido pueblo". Rosa y Violeta se acercaron a la ventana para ver qué estaba pasando afuera.
El viento soplaba fuerte, llevando consigo hojas secas que bailaban en el aire. "¿Cómo podemos ayudar?", preguntó Violeta con curiosidad. Margarita sonrió mientras ideaba un plan maravilloso. "Vamos a usar nuestras habilidades mágicas para hacer algo especial por cada uno de los habitantes del pueblo", dijo.
Las brujas hermanas salieron valientemente al frío viento y comenzaron su misión inspiradora. La primera parada fue la casa del Sr. López, un anciano amable pero solitario que vivía en las afueras del pueblo.
Las brujas le llevaron una poción especial que llenaría su hogar con amor y felicidad durante todo el año. "-Aquí tienes, Sr. López", dijo Margarita entregándole la poción. "Esperamos que esto haga su vida más alegre". El Sr.
López miró con gratitud a las brujas y les agradeció de corazón. Desde ese día, su casa se llenó de risas y buenos momentos. La siguiente parada fue la escuela del pueblo, donde los niños estaban aburridos debido a la lluvia.
Las brujas hermanas prepararon un hechizo especial para animar el día de los pequeños. "-¡Abracadabra!", dijeron en coro mientras agitaban sus varitas mágicas.
De repente, las puertas de la escuela se abrieron y una gran cantidad de juguetes voladores salieron volando hacia los niños. Todos comenzaron a reír y jugar juntos, olvidándose por completo del mal tiempo afuera. Las brujas siguieron su camino por todo el pueblo, llevando alegría y amor a cada rincón.
Ayudaron a los agricultores con hechizos para hacer crecer sus cultivos más rápido y más fuertes, dieron fuerza al cartero para que pudiera entregar todas las cartas bajo cualquier clima e incluso ayudaron al panadero local a hornear pasteles mágicos que llenaban los corazones de todos con dulzura y felicidad.
Cuando terminaron su misión, regresaron exhaustas pero felices a su cabaña en el bosque. Se sentaron junto al fuego acogedor mientras veían cómo la tormenta se calmaba lentamente afuera.
"¿No es maravilloso cómo pudimos hacer sonreír a todo nuestro pueblo?", dijo Rosa emocionada. Violeta asintió y agregó: "-A veces, solo se necesita un poco de magia y bondad para hacer una gran diferencia en la vida de las personas".
Desde aquel día, las brujas hermanas fueron recordadas como heroínas en su pueblo. Cada año, durante el mes de octubre, los habitantes del lugar celebraban el "Día de las Brujas", honrando la valentía y generosidad de Margarita, Rosa y Violeta.
Y así, la tormenta que despertó a las brujas hermanas en octubre se convirtió en una oportunidad para cambiar vidas y demostrar que incluso en los días más oscuros siempre hay espacio para la magia y la bondad.
FIN.