Las brujas del río Majes



En el pintoresco distrito de Huancarqui, al lado del caudaloso río Majes, vivían tres brujas muy especiales. Ellas se llamaban Carmina, Valentina y Marisol. Aunque la gente del pueblo solía tenerles miedo, las brujas en realidad eran amables y siempre estaban dispuestas a ayudar a quienes las necesitaran.

Un día, el río Majes se desbordó y comenzó a inundar los campos de cultivo del pueblo. Los pobladores estaban desesperados, ya que sus cosechas estaban en peligro. Fue entonces cuando decidieron acudir a las brujas en busca de ayuda.

Al llegar a la humilde casita de las brujas, los lugareños explicaron la situación. Carmina, Valentina y Marisol escucharon atentamente y decidieron ayudar. Ellas sabían que tenían que actuar rápido, así que juntaron sus poderes mágicos y se dirigieron al río.

Con sus varitas mágicas, las brujas conjuraron un hechizo poderoso que detuvo el avance del agua. Luego, con mucho esfuerzo, desviaron el cauce del río para proteger los campos de cultivo. Los lugareños no podían creer lo que veían, las brujas habían salvado sus cosechas y sus hogares.

A partir de ese día, las brujas del río Majes se ganaron el cariño y respeto de todos en Huancarqui. Aprendieron que su magia podía ser utilizada para hacer el bien y ayudar a los demás. Los niños del pueblo solían acudir a ellas para escuchar historias mágicas y aprender sobre plantas medicinales.

La amistad y la solidaridad se fortalecieron entre las brujas y los habitantes de Huancarqui. Las brujas, a su vez, aprendieron mucho sobre el valor del trabajo en equipo y la importancia de utilizar sus poderes para el bien común. Desde entonces, el río Majes fluyó mansamente, alimentando los campos de cultivo y manteniendo vivos los sueños de un pueblo unido.

FIN.

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