Las Cabritas Valientes
Había una vez, en un tranquilo bosque argentino, tres cabritas llamadas Lola, Tita y Luli. Ellas vivían junto a su mamá cabra en una linda casita al borde de un río cristalino.
Un día, mientras mamá cabra salió a buscar comida, un astuto lobo se acercó a la casa con intenciones malvadas. El lobo, con su pelaje gris y ojos brillantes, tocó la puerta de la casita y las inocentes cabritas le abrieron sin sospechar nada.
"Hola queridas cabritas, ¿podrían ayudarme? Me he perdido en el bosque y tengo mucha hambre", dijo el lobo con voz amable pero falsa. Las cabritas sintieron compasión por él y lo invitaron a pasar.
El lobo no perdió tiempo y de un solo bocado se comió a Lola y Tita. Luli logró esconderse debajo de la mesa temblando de miedo. Pero en ese momento, mamá cabra regresó a casa y vio lo que había ocurrido.
Muy valiente, mamá cabra enfrentó al lobo furioso. "¡Devuélveme mis hijas ahora mismo!", exclamó con voz firme. El lobo intentó atacarla pero ella era más fuerte de lo que parecía.
En medio del forcejeo, el piso cedió bajo los pies del lobo y ambos cayeron al río turbulento que pasaba cerca de la casa. Luli asombrada corrió hacia el río para ver qué había pasado.
Para su sorpresa, vio cómo su valiente mamá emergía del agua sana y salva junto a ella ¡Lola y Tita también estaban allí! El susto las había hecho salir disparadas de la boca del lobo antes de caer al agua. Las cuatro se abrazaron emocionadas por estar juntas nuevamente.
Mamá cabra les explicó a sus hijas sobre los peligros que acechaban en el bosque y cómo siempre debían ser cautelosas con los extraños.
Desde ese día, las cabritas aprendieron una gran lección: nunca confiar en desconocidos sin antes asegurarse de quiénes son realmente. Y aunque pasaron por momentos difíciles, supieron salir adelante unidas como familia. Así termina esta historia donde el amor familiar triunfa sobre la maldad del mundo exterior.
Y juntas siguieron viviendo felices en su hogar junto al río cristalino del hermoso bosque argentino.
FIN.