Las cartas de Sofía



Sofía era una adolescente de trece años que vivía en un encantador barrio rodeado de árboles altos y flores coloridas. Desde pequeña, había desarrollado una curiosidad especial por las cartas. Le encantaba escribir y recibirlas, por lo que decidió crear un pequeño club en su escuela donde todos pudieran compartir sus historias y sentimientos en forma de cartas.

Un día, durante el recreo, Sofía reunió a sus amigos en un rincón del patio para presentarles su idea.

"¡Chicos! Les propongo hacer un intercambio de cartas. Podemos escribir sobre lo que sentimos, ya sea amor, amistad, o incluso desamor. ¡Va a ser genial!" - dijo con emoción.

Sus amigos, Tomás, Lucía, y Ezequiel, la miraron con curiosidad.

"¿Pero qué vamos a escribir?" - preguntó Lucía.

"Cualquier cosa que nos intrigue o que queramos compartir. Llámalo una liberación de pensamientos" - respondió Sofía con una sonrisa.

Así fue como comenzó el club de las cartas. Cada semana imaginaban historias y emociones que compartían en papel. Sin embargo, un día, un giro inesperado ocurrió.

Sofía, quien estaba emocionada por su primer amor, decidió hacer una carta para Julián, un chico del curso que le parecía simpático. Con su pluma, escribió:

"Querido Julián, me encantaría conocerte mejor. Me gustas mucho y creo que deberíamos pasar tiempo juntos. Besos, Sofía".

Luego, junto a sus amigos, decidieron hacer una reunión del club de las cartas, y Sofía le entregó la carta a Julián, quien se encontraba al borde del grupo.

Los días pasaron y la respuesta de Julián estaba en el aire.

Cuando Sofía al fin se armó de valor y se acercó a él, su corazón latía con mucha fuerza.

"Hola Julián, ¿pudiste leer mi carta?" - preguntó nerviosa.

"Hola, Sofía. Sí, la leí, y... bueno, la verdad es que eres muy buena amiga, pero no siento lo mismo" - respondió Julián, tratando de ser amable.

Sofía sintió un nudo en su estómago. En ese momento, el desamor la invadió. No sabía cómo reaccionar. En su mente, pensó en el club de la carta y cómo el compartir sentimientos podría ayudarla a sentirse mejor. Así que decidió plasmar lo que sentía en una nueva carta.

"Queridos amigos, hoy me siento un poco triste. A veces, las cosas no salen como esperábamos. Pero estoy aprendiendo que es normal sentir dolor y que podemos superar esto juntos" - escribió Sofía.

Al día siguiente, compartió la carta en su club. Cuando la leyeron, todos se sintieron identificados.

"A mí me pasó algo parecido con una chica..." - confesó Ezequiel.

"Y a mí me rompieron el corazón el año pasado, pero aprendí que siempre hay cosas buenas que llegan después" - agregó Lucía, animando a Sofía.

Sofía se dio cuenta de que aunque el desamor dolía, era solo una parte más del crecer y aprender sobre las relaciones. Decidió que en lugar de sentirse mal, iba a utilizar sus cartas para aprender, crecer y compartir sus sentimientos con sus amigos para apoyarse mutuamente.

A partir de ese día, el club de cartas se volvió más fuerte. Cada reunión era una oportunidad para compartir nuevas experiencias que incluían amor, amistades, y a veces, desamores. Todos aprendieron que escribir sobre sus emociones les ayudaba a comprender y fortalecer sus lazos como amigos.

Y así, Sofía siguió escribiendo, no solo acerca de amores perdidos, sino de las maravillosas aventuras que la vida le ofrecía. Al final, descubrió que la verdadera amistad y el apoyo de sus seres queridos son las historias más bellas que se pueden escribir.

FIN.

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