Las cerditas astronómicas de Zuri



Había una vez en un pequeño pueblo, tres cerditas muy curiosas llamadas Rosita, Carlota y Martina. Ellas vivían juntas en una linda casita de campo, donde pasaban sus días jugando y explorando los alrededores.

Un día, mientras paseaban por el bosque, vieron algo brillante caer del cielo. - ¡Miren eso! ¿Qué será? - exclamó Rosita señalando hacia el objeto brillante.

Las tres cerditas se acercaron con cautela y descubrieron que era nada más y nada menos que una nave espacial. De repente, una pequeña extraterrestre de piel verde y antenas salió de la nave. - ¡Hola! Soy Zuri, ¿ustedes son habitantes de este planeta? - preguntó la extraterrestre con curiosidad.

Las cerditas se sorprendieron pero no sintieron miedo. Al contrario, se acercaron a Zuri con amabilidad y le dieron la bienvenida a su mundo. - Sí, somos las cerditas Rosita, Carlota y Martina. ¿De dónde vienes tú? - preguntó Martina con entusiasmo.

Zuri les contó que venía de un planeta muy lejano y que estaba explorando diferentes lugares del universo en su nave espacial.

Las cerditas quedaron fascinadas con la historia de Zuri y decidieron invitarla a quedarse en su casa durante unos días para conocer más sobre ella y su cultura. Durante su estadía juntas, las cuatro amigas compartieron experiencias increíbles.

Zuri les enseñó palabras en su idioma alienígena, les mostró imágenes de otros planetas en su computadora cuántica e incluso cocinaron platos exóticos con ingredientes intergalácticos. Un día, mientras miraban las estrellas desde el jardín de la casita, Zuri propuso llevar a las cerditas a dar un paseo por el espacio en su nave.

Las tres amigas no podían creerlo ¡Iban a viajar al espacio! - ¡Estamos listas para despegar! - anunció Zuri emocionada mientras las cerditas se sujetaban fuerte de sus asientos dentro de la nave.

El viaje fue maravilloso; visitaron asteroides brillantes, volaron cerca de anillos planetarios e incluso conocieron a seres espaciales amigables en una estación interestelar. Las cerditas nunca olvidarían esa experiencia única en sus vidas. Al regresar a casa, las cuatro amigas se abrazaron emocionadas por todo lo vivido juntas.

Aunque eran tan diferentes entre sí, habían demostrado que la verdadera amistad no tiene fronteras ni límites. Desde entonces, cada noche miraban juntas las estrellas recordando aquel increíble viaje al espacio que las unió para siempre.

FIN.

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