Las Chicas de la Curiosa Maldición



En un pequeño pueblo donde los relojes no parecían querer avanzar, vivían cinco hermanas, cada una con una melena que reflejaba sus personalidades únicas. Sara, la mayor, era rubia como el sol; Ana, la soñadora, tenía el cabello castaño; Catalina, la chispeante, lucía mechones rojizos; Selena, la valiente, era morena; y Florencia, la mayor de todas, tenía un cabello largo y negro como la noche.

Pero había algo peculiar en ellas: una antigua maldición que les hacía vivir situaciones inesperadas. La leyenda contaba que una bruja había maldecido a las chicas por no valorar lo que tenían. Cada vez que se enfadaban o no se ayudaban entre ellas, algo extraño sucedía.

Una mañana, mientras se preparaban para ir al mercado, Florencia quiso ser la primera en elegir el vestido más bonito.

"¡Yo quiero ese vestido fucsia!" - dijo Florencia, señalando a una prenda brillante.

"¡Yo lo vi primero!" - respondió Catalina, con ojos fulgurantes.

"Por favor, no peleen. Podrían hacer que pase algo raro otra vez..." - interrumpió Selena, un poco asustada.

Pero la ambición de las chicas las llevó a discutir y, en un instante, un viento fuerte sacudió la casa. Las cinco se miraron aterradas. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en un bosque misterioso.

"¿Dónde estamos?" - preguntó Ana, temblando de miedo.

"Este es el Bosque de las Oportunidades Perdidas" - explicó una antigua mariposa dorada que voló cerca de ellas. "He venido a advertirlas. La única forma de salir de aquí es aprender a valorar lo que tienen y a unirse en lugar de pelear."

Las chicas se miraron, un poco avergonzadas.

"Siento no haberte dejado elegir primero, Florencia" - dijo Sara, bajando la mirada.

"Y yo siento haberme enojado tanto contigo, Catalina. No vale la pena pelear por un vestido" - agregó Ana con sinceridad.

La mariposa sonrió y las alentó a trabajar juntas. Juntas, decidieron que era hora de superar la maldición. Fantásticas aventuras les esperaban en el bosque, llenas de desafíos que requerían sus habilidades combinadas. Desde recabar frutos mágicos para sanar a una criatura herida hasta resolver acertijos que protegían un río resplandeciente.

"Nuestra fuerza radica en nuestra unión" - exclamó Selena durante una de las pruebas.

"Sí! Socorrernos mutuamente nos hace más fuertes" - repitió Florencia mientras ayudaba a Ana a cruzar un arroyo.

A medida que superaban cada reto, la maldición parecía debilitarse. Un día, al hallar un antiguo espejo cubierto de malezas, cada una vio su reflejo, pero esta vez sonriendo y brillando juntas.

"Miren cómo brillamos cuando estamos unidas" - resaltó Catalina.

Después de varios días en el bosque, las chicas finalmente se dieron cuenta de que el verdadero tesoro no era un vestido, ni una joya, sino el amor entre ellas y la alegría de estar juntas.

Finalmente, la mariposa dorada se presentó una vez más. "Han demostrado su valor y amor fraternal. Pueden regresar a su hogar, pero recuerden: las peleas son momentáneas, pero la unión es eterna."

En un instante, el bosque desapareció y las chicas se encontraban de vuelta en su hogar, con el sol brillando sobre ellas.

"No olvidemos nunca lo que aprendimos" - dijo Florencia emocionada.

"¡Prometido!" - gritaron las demás al unísono, riendo juntas.

Desde aquel día, las cinco siempre se ayudaban y valoraban el tiempo en familia. La maldición se había ido, pero el espíritu de unidad que habían desarrollado iba a permanecer para siempre. Y así, vivieron felices, aprendiendo cada día que en la diversidad y la unión estaban la verdadera magia y felicidad.

FIN.

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