Las Consecuencias de las Palabras



Era un día soleado en el barrio de Villa Esperanza y cuatro amigos, Lucas, Sofía, Mateo y Valentina, se habían reunido en el parque después de la escuela. El césped verde y las flores de colores vibrantes eran el escenario perfecto para una tarde de juegos y risas. Sin embargo, ese día las cosas se comenzaban a complicar.

"¿Viste lo que le pasó a Valentina en clase?" - dijo Lucas, riendo.

"Sí, se le cayó el libro e hizo un lío en el suelo" - respondió Mateo, también riendo. "A veces es un poco torpe."

Valentina, que estaba un poco lejos y había escuchado, sintió que algo se enroscaba en su estómago. Ella no era torpe, solo había tenido un mal día.

"¡Che, chicos! Eso no está bueno" - se puso a decir Sofía, acercándose a ellos. "No deberíamos hablar así de Valen, es nuestra amiga."

"Pero, era gracioso..." - replicó Lucas con una media sonrisa.

"¿Realmente lo es?" - preguntó Sofía. "A veces reírse a costa de alguien duele más de lo que pensamos."

El ambiente se tornó un poco tenso, y Valentina se alejó más, tratando de contener las lágrimas. Ella siempre había sido una amiga leal y, aunque sabía que no lo decían con maldad, ese tipo de bromas la herían.

"Valentina, ¡espera!" - gritó Mateo tratando de alcanzarla. Pero Valen ya estaba en el sendero que llevaban a la salida del parque.

La preocupación invadió a los chicos, y rápidamente Lucas sintió un nudo en la garganta.

"Creo que la hemos lastimado. No quería que se sintiera así." - musitó Lucas, mientras Sofía asentía con la cabeza.

"Lo que dijimos puede haber sonado como una broma, pero no estaba bien. Necesitamos hablar con ella."

Luego de un momento de silencio, Mateo propuso:

"¿Y si hacemos algo para disculparnos?"

"Sí, eso puede servir" - dijo Sofía con determinación. "Podemos escribirle una carta, pero tiene que ser de corazón."

Con los pensamientos enfocados en la forma de reparar su error, cada uno encontró un rincón del parque para escribir. Las ideas fluían. Al rato, todos se reunieron y se leyeron las cartas entre ellos. La risa y el llanto se mezclaban, pero había esperanza.

Finalmente, decidieron buscar a Valentina. La encontraron en una banca, con la mirada perdida en el horizonte. La tensión en los corazones de los amigos era palpable mientras se acercaban.

"Valen, te queremos hablar" - dijo Sofía con voz suave.

"No quiero hablar con ustedes" - respondió Valentina, sin levantar la mirada.

"Por favor, escúchanos..." - insistió Mateo, tomando aire. "Nos damos cuenta de que lo que dijimos te lastimó y no queríamos hacerte sentir mal."

Valentina finalmente levantó la vista.

"Yo nunca querría que me lastimen. Ustedes son mis amigos, y pensé que les importaba lo que sentía."

"¡Claro que sí!" - dijo Lucas, apenado. "Por eso nos disculpamos, escribimos estas cartas para que sepas cuánto te queremos y cómo te valoramos."

Primero, Valentina leyó la carta de Sofía. Luego la de Mateo y, por último, la de Lucas. A medida que leía, una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro.

"Chicos, esto es muy lindo. Gracias por las disculpas. Ustedes son importantes para mí también."

"Prometemos no volver a hacerlo. A veces, el chiste a costa de alguien, no es un chiste. Somos amigos y debemos cuidarnos, no criticarnos" - dijo Sofía con firmeza.

Valentina se levantó y los abrazó a todos. "Gracias por ser sinceros y por sus palabras. Aprendí que siempre es mejor hablar bien de los demás y ser apoyo, no un motivo de tristeza."

Los cuatro amigos se quedaron allí, abrazados, sintiéndose más unidos que nunca. En ese instante, se dieron cuenta de que aunque puede ser fácil hablar mal de alguien, lo que realmente construye la amistad es el respeto y la bondad. Así fue como, a partir de ese día, prometieron cuidarse siempre y usar sus palabras de manera constructiva, para que las risas nunca costaran lagrimas.

Desde aquel momento, el parque de Villa Esperanza resonó con risas, pero esta vez, llenas de amor y respeto. Y Valentina nunca más sintió que sus amigos la abandonaban, sabiendo que, juntos, se cuidarían mutuamente como lo que siempre habían sido: amigos de verdad.

FIN.

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