Las construcciones de arena de Bety y Ana



Bety y Ana eran dos niñas muy amigas que vivían juntas cerca de la playa. Cada vez que tenían tiempo libre, se dirigían a la costa para construir castillos de arena.

Un día soleado, Bety y Ana empacaron sus cubos y palas y corrieron emocionadas hacia la playa. Al llegar, encontraron un lugar perfecto para comenzar su proyecto. - ¡Vamos a hacer el castillo más grande que hayamos hecho nunca! - exclamó Bety entusiasmada.

- ¡Sí! Será el mejor castillo de todos los tiempos - respondió Ana con una sonrisa. Las dos amigas se pusieron manos a la obra, llenando los cubos con arena húmeda del mar y apilándola cuidadosamente para formar las paredes del castillo.

Con cada capa añadida, el castillo crecía más y más alto. Mientras trabajaban en su creación, un grupo de niños se acercó curioso para ver qué estaban haciendo.

Uno de ellos les preguntó:- ¿Qué están construyendo? - Estamos haciendo un castillo gigante - respondió Bety orgullosa. Los niños quedaron impresionados por el tamaño del proyecto y decidieron ayudar a Bety y Ana.

Juntos, todos comenzaron a moldear torres en forma de cono y decoraciones detalladas en las paredes del castillo. Pero justo cuando pensaban que el castillo estaba terminado, una ola gigantesca llegó arrastrando todo lo construido hasta ese momento. El esfuerzo de días desapareció en un instante.

Bety y Ana miraron con tristeza cómo su castillo se desmoronaba y sus decoraciones eran llevadas por el mar. - ¡No puede ser! - exclamó Bety con lágrimas en los ojos. - Lo siento mucho, chicas.

La marea subió de repente - dijo uno de los niños que había estado ayudando. Pero a pesar de la decepción, Bety y Ana decidieron no rendirse. Sabían que podían construir un castillo aún mejor si trabajaban juntas.

- ¡Vamos a intentarlo otra vez! Esta vez será aún más grandioso - dijo Ana decidida. Y así comenzaron nuevamente, esta vez con más determinación y experiencia. Aprendieron a construir las paredes más fuertes y aseguraron el castillo para evitar que las olas lo arrastraran nuevamente.

Mientras trabajaban, un grupo de adultos se acercó para ver qué estaban haciendo. Quedaron asombrados al ver cómo dos niñas pequeñas habían logrado reconstruir el castillo después de todo lo sucedido. - Ustedes son muy perseverantes - comentó uno de los adultos admirado.

Bety y Ana sonrieron orgullosas mientras continuaban trabajando en su proyecto. Finalmente, terminaron el nuevo castillo incluso más grande y hermoso que antes. La noticia del increíble trabajo en equipo de Bety y Ana se extendió rápidamente por toda la playa.

Muchas personas vinieron a admirar su obra maestra y felicitarlas por su persistencia. Desde ese día, Bety y Ana se convirtieron en inspiración para todos los niños de la playa.

Demostraron que nunca debemos rendirnos ante los obstáculos y que cuando trabajamos juntos, podemos lograr cosas increíbles. Y así, Bety y Ana continuaron construyendo castillos de arena en la playa, llenando de alegría y esperanza el corazón de todos los que las conocían.

FIN.

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