Las Costureras Valientes



Alicia y Mónica eran dos costureras talentosas que trabajaban en un pequeño taller de costura en un barrio vibrante de Buenos Aires. Su jefa, la malhumorada Doña Griselda, nunca les decía nada bueno. "Siempre hay algo que no les gusta a las dos", decía mientras fruncía el ceño.

Un día, Doña Griselda decidió cerrar el taller porque pensaba que no valían la pena. Alicia y Mónica se sintieron muy tristes. "¿Qué vamos a hacer ahora?", preguntó Mónica con lágrimas en los ojos. "No lo sé, pero no podemos rendirnos. Nos encanta coser, y eso es lo que importa”, respondió Alicia con determinación.

Después de pensarlo un poco, se les ocurrió una idea genial. - “¿Y si abrimos nuestro propio taller? ”, sugirió Mónica. - “¡Sí! Pero no solo costuras comunes, hagamos algo diferente. Creemos ropa creativa y única”, exclamó Alicia. Ambas comenzaron a dibujar diseños en una libreta vieja.

Los días pasaron y, con poco dinero, alquilaron un pequeño local en la esquina de la calle. Tenían una máquina de coser que les había regalado una abuela de Mónica, y con eso empezaron a trabajar. Usaban retazos de tela que les daban algunas amigas y vecinos.

Pronto, decidieron organizar un desfile de moda en su barrio para presentar sus creaciones. - “Pero, ¿a quién le va a interesar venir? ”, se preguntó Mónica. - “¡A todos! Si les hacemos una invitación divertida y colorida, seguro vienen”, contestó Alicia.

El día del desfile, decoraron el local con globos llenos de alegría y colgaron carteles por el barrio. Contaron con la ayuda de sus amigos y familiares. Mónica se encargó de la música y Alicia de los trajes. - “Que sea una fiesta, queremos que todos se diviertan”, dijo Mónica emocionada.

El desfile fue todo un éxito. Los vecinos llegaron a ver las genialidades que las chicas habían creado, invitando a más personas a unirse a la celebración. Las costureras no solo mostraron ropa, sino también su pasión y amor por lo que hacían.

En medio de todo esto, una diseñadora renombrada se encontraba de visita en el barrio y vio el desfile. Quedó impresionada con las piezas de las chicas. - “Estoy interesada en sus diseños. Quiero invitarlas a participar en una gran feria de moda”, les contó. ¡Era una oportunidad increíble!

Alicia y Mónica no podían creer lo que estaban escuchando. - “¿Nos invita a la feria de moda? ¡No puede ser! ”, gritó Mónica, mientras abrazaba a Alicia.

Finalmente, llegaron a la feria de moda y su trabajo fue aclamado por todos. Una vez más, su pasión y dedicación hicieron que todo cambiara.

Con el tiempo, se convirtieron en las costureras más conocidas de Buenos Aires. Cada año organizaban desfiles en su barrio, enseñando a otros niños y niñas a coser y a dejar volar su imaginación. Cada puntada que hacían estaba llena de amor y alegría.

Desde entonces, siempre decían: - “¡Nunca hay que rendirse! Si hacemos lo que amamos, lo demás se resolverá! ” Así fue como Alicia y Mónica transformaron su pasión en una hermosa historia de éxito.

FIN.

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