Las Criaturas Triangulares y el Libro Mágico
En un pequeño pueblo llamado Triangulito, donde todas las casas eran de formas geométricas, vivían unas criaturas mágicas llamadas Triangulitos. Tenían un aspecto peculiar: cuerpos triangulares y ojos brillantes que deslumbraban como estrellas. Fueron creados por un antiguo hechicero que había dejado un libro mágico, lleno de hechizos maravillosos, oculto en el bosque de la Armonía.
Un día, Trix, un Triangulito curioso y valiente, decidió que era tiempo de explorar más allá de su hogar. Con el corazón palpitante y su capa roja ondeando al viento, se adentró en el bosque. Pasaron horas y horas, pero no se dio por vencido. Finalmente, encontró un claro iluminado por la luz de la luna, donde estaba el famoso libro mágico.
"¡Guau! ¡Es hermoso!" - exclamó Trix mientras se acercaba al libro, que brillaba con destellos dorados.
De repente, dos de sus amigos, Rami y Dori, lo alcanzaron. Rami era un Triangulito inteligente, siempre lleno de ideas, y Dori, una artista nata, con un amor por los colores.
"¿Qué encontraste, Trix?" - preguntó Rami, intrigado.
"Un libro mágico lleno de hechizos. ¡Podemos usarlo para ayudar a nuestro pueblo!" - respondió Trix, emocionado.
Decidieron juntos abrir el libro. Las páginas estaban llenas de escritos y dibujos de criaturas fantásticas. Rami hojeó las páginas mientras Dori dibujaba en su cuaderno, inspirada por las ilustraciones.
"Miren esta, dice que si pronunciamos este hechizo, podemos hacer crecer flores en el campo." - leyó Rami.
Con entusiasmo, todos juntos pronunciaron el hechizo: “Florita, crece y brilla, en esta tierra maravilla”. En un instante, ¡BUM! Un estallido de colores llenó el aire y flores hermosas comenzaron a brotar en todas partes.
"¡Lo logramos!" - gritó Dori, danzando entre las flores.
Sin embargo, su alegría se desvaneció cuando notaron que las flores comenzaron a crecer de manera descontrolada, cubriendo cada rincón del pueblo.
"¿Qué haremos?" - preguntó Rami, preocupado.
"¡Necesitamos deshacer el hechizo!" - exclamó Trix.
Rápidamente, volvieron al libro y buscaron cómo revertir el hechizo. Después de un rato, encontraron otra fórmula que decía revolucionariamente: “Bailarinas giradas, flores detenidas”. Sin dudarlo, comenzaron a bailar en círculos, siguiendo el ritmo de una melodía que Trix comenzó a tararear. Al poco tiempo, las flores comenzaron a detenerse y encogerse hasta volver a su tamaño normal.
"¡Funcionó! ¡Estamos salvados!" - exclamó Dori, saltando de alegría. Pero, a pesar de haber restaurado todo, Trix se dio cuenta de que habían aprendido una valiosa lección sobre la responsabilidad.
"A veces, las cosas pueden ir más allá de lo esperado. Debemos usar los poderes con cuidado" - reflexionó.
"¡Sí! La magia puede ser maravillosa, pero también es necesario saber cuándo y cómo utilizarla!" - añadió Rami.
Con el corazón ligero, decidieron mantener el libro mágico en un lugar seguro y solo usarlo para el bien del pueblo, después de pensarlo bien.
Los Triangulitos volvieron a su hogar, donde compartieron sus aventuras y enseñanzas con los demás, quienes se unieron en un gran baile en el campo florido, agradeciendo por la magia que los rodeaba.
Y así, en el pueblo de Triangulito, aprendieron que la amistad, el trabajo en equipo y el uso responsable de la magia eran los verdaderos secretos de un mundo lleno de maravillas. Y siempre recordarían ese día en que llenaron su hogar de flores, aprendiendo y creciendo juntos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.