Las Cuatro Estaciones de Pacha



Era un día soleado en un pequeño pueblo de Perú, llamado Andesito. A los pies de majestuosas montañas y rodeado de hermosas flores, vivía un grupo de amigos inseparables: Lila, la curiosa, Tomás, el soñador, y Santi, el aventurero.

Un día, mientras exploraban el bosque, encontraron un antiguo libro en el tronco de un árbol. "¡Miren esto!" - exclamó Lila, abriendo las páginas. Eran imágenes de las cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Pero había algo raro: el libro decía que en Perú, las estaciones no eran iguales a las de otros lugares.

"¿Por qué no tenemos las cuatro estaciones aquí?" - preguntó Santi.

"A lo mejor deberíamos hacer que lleguen a nuestro pueblo," - planteó Tomás con su mirada soñadora.

Decididos a experimentar las estaciones, los amigos comenzaron a crear un plan. Primero, plantaron flores de primavera en el jardín comunitario. "La primavera es tiempo de nuevos comienzos" - explicó Lila mientras sembraba.

Al día siguiente, un misterioso viento sopló por Andesito y, de repente, el cielo se llenó de colores vibrantes. "¡Miren!" - gritó Santi. Las flores comenzaron a brotar por todos lados, llenando el pueblo de alegría y vida. Así, la primavera llegó para quedarse un tiempo.

Siguiendo su plan, los amigos reunieron a los aldeanos y organizaron una gran fiesta. "Vamos a celebrar la primavera con música y baile!" - sugirió Lila. Todos se unieron y disfrutaron de una tarde llena de risas y diversión.

Después de mucho entusiasmo, comenzaron a hablar de la próxima estación: ¡el verano!"¡Necesitamos mucha luz y calor para que el verano llegue!" - exclamó Santi, mientras miraba al sol.

Así que, el grupo pensó en hacer una gran hoguera. Al caer la noche, encendieron la fogata y comenzaron a cantar canciones alegres. El calor de la fogata iluminó el camino y, de nuevo, un viento fuerte llegó a Andesito. "¡Lo logramos!" - gritó Tomás mientras los colores brillantes del verano llenaban el cielo, como si fuera un espectáculo de fuegos artificiales.

Con la llegada del verano, todos disfrutaron de días calurosos, juegos en el agua y muchas frutas frescas. Sin embargo, pronto comenzaron a sentir que el aire traía un nuevo cambio.

"Algo se siente diferente" - comentó Lila, mirando las hojas de los árboles.

El otoño llegó inesperadamente, trayendo consigo hojas doradas y un estreno sin fin de colores. "¡Miren qué hermoso!" - dijo Tomás, recogiendo hojas para hacer una corona. Durante el otoño, los amigos decidieron hacer una feria de cosecha.

"Tendremos calabazas, manzanas y juegos!" - aseguró Santi mientras organizaba las actividades.

La gente del pueblo vino en masa, y disfrutaron de la diversión y sabores del otoño. Pero, mientras estaban felices, se dieron cuenta de que pronto tendrían que prepararse para el invierno.

"¿Cómo haremos para traer el invierno?" - cuestionó Lila, un poco preocupada.

De repente, una anciana del pueblo, la abuela Clara, se acercó a los niños. "El invierno no se trata solo de frío, también es tiempo de unión y calor familiar. Ustedes ya han creado estas estaciones. ¡Ahora hay que llenarlas de amor!"

Sus palabras inspiraron a los amigos. Así, decidieron hacer un gran encuentro en el pueblo, donde cada persona llevaría algo de abrigo para sustituirlo por abrazos. La noche empezó a refrescarse, pero el amor de la comunidad hizo que todos se sintieran cálidos.

"¡El invierno ha llegado!" - dijo Santi mirando las estrellas.

Y así, los amigos experimentaron las cuatro estaciones en un mismo año. Comprendieron que, aunque en Perú no eran iguales a las del resto del mundo, ellos podían crear sus propias temporadas llenas de alegría, colores y unión.

Todos aprendieron algo valioso:

"Las estaciones están en nuestro corazón, y lo que importa es cómo las vivimos con quienes amamos."

Con una sonrisa, vieron cómo Andesito se convertía en un lugar mágico, donde cada estación traía su propio regalo. Y así continuaron, creando recuerdos inolvidables en su querido pueblo.

Fin.

FIN.

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