Las deliciosas aventuras de Coty, Lety y Magui
Había una vez tres amigas llamadas Coty, Lety y Magui que vivían en un pequeño pueblo de Argentina. Un día, mientras paseaban por el mercado local, vieron unos hermosos alcauciles frescos y decidieron comprarlos para cocinar algo especial.
Cuando llegaron a casa de Coty, se dieron cuenta de que ninguna de ellas sabía cómo cocinar los alcauciles rellenos.
Fue entonces cuando recordaron a Abu Mari, la abuela de Coty, quien era famosa en el pueblo por sus deliciosas recetas. Sin perder tiempo, las tres amigas fueron corriendo a buscar a Abu Mari. Al encontrarla en su jardín cuidando sus plantas, le pidieron ayuda con entusiasmo:"-Abu Mari, queremos aprender a cocinar alcauciles rellenos.
¿Nos puedes enseñar?"Abu Mari sonrió y aceptó encantada la propuesta. Juntas entraron en la cocina y comenzaron a preparar los ingredientes necesarios: alcauciles grandes y tiernos, carne picada, cebolla picada finamente, pan rallado y huevos.
Mientras trabajaban en equipo para limpiar los alcauciles y sacarles el corazón con mucho cuidado para no dañarlos, Abu Mari les contaba historias sobre su infancia. Les hablaba de cómo ella también había aprendido a cocinar junto a su abuela cuando era niña.
"-Mis abuelos me enseñaron que lo más importante en la cocina es poner amor en cada plato", decía Abu Mari mientras mezclaba la carne picada con las cebollas salteadas. Las chicas escuchaban atentamente mientras seguían los pasos de la receta.
Rellenaron los alcauciles con la mezcla de carne y cebolla, luego los pasaron por huevo batido y finalmente los rebozaron en pan rallado.
Cuando terminaron de preparar todos los alcauciles, Abu Mari les enseñó a cocinarlos en una olla grande con agua caliente durante unos 20 minutos. Mientras esperaban a que estuvieran listos, las chicas charlaban animadamente sobre lo emocionante que era aprender nuevas recetas.
Se dieron cuenta de que cocinar juntas no solo era divertido, sino también una oportunidad para aprender cosas nuevas y fortalecer su amistad. Cuando finalmente probaron sus alcauciles rellenos, se quedaron sin palabras. Estaban deliciosos y el sabor llenaba sus bocas de alegría. Saltaron de emoción y abrazaron a Abu Mari, quien sonreía orgullosa.
"-Esto es increíble", exclamó Lety. "-No puedo creer que hayamos cocinado algo tan rico". "-Y todo gracias a Abu Mari", agregó Magui. "-Ella nos enseñó el valor de trabajar en equipo y poner amor en cada plato".
Desde ese día, Coty, Lety y Magui siguieron aprendiendo nuevas recetas junto a Abu Mari. Cocinaban juntas regularmente y compartían momentos maravillosos llenos de risas y sabores deliciosos.
La historia de estas tres amigas nos enseña la importancia del trabajo en equipo, la perseverancia para aprender cosas nuevas y cómo el amor puede convertir cualquier comida en un verdadero manjar.
Así que la próxima vez que te encuentres cocinando con tus amigos o familiares, recuerda poner amor en cada plato y disfrutar del sabor de la amistad.
FIN.