Las dos casas de Alicia



Alicia estaba acostumbrada a vivir en una casa con sus papás y su hermano menor. Era feliz así, pero un día todo cambió.

Sus papás le dijeron que se iban a separar y que cada uno tendría su propia casa. Al principio, Alicia no sabía qué pensar al respecto. Estaba triste por la separación de sus padres, pero también preocupada por tener que vivir en dos casas diferentes.

Un día, mientras estaba en la casa de su mamá, Alicia se dio cuenta de algo importante: tener dos casas no era tan malo después de todo. De hecho, tenía algunas ventajas. Por ejemplo, ahora tenía dos habitaciones diferentes para decorar como quisiera.

También podía pasar tiempo con cada uno de sus padres sin tener que compartirlos con su hermano todo el tiempo. Alicia comenzó a disfrutar de las cosas buenas de tener dos casas y se adaptó rápidamente a esta nueva situación.

Pero pronto descubrió que había algunos desafíos en el camino. En ocasiones olvidaba cosas importantes en una casa u otra y tenía que pedirle a alguno de sus padres que la llevara allí para recuperarlas.

Además, había momentos en los que extrañaba estar todos juntos como antes. Pero Alicia aprendió a manejar estas situaciones difíciles hablando abiertamente con sus padres sobre cómo se sentía y encontrando soluciones juntos.

Con el tiempo, Alicia descubrió que aunque la separación fue difícil al principio, ella seguía siendo amada por ambos padres y eso nunca cambiaría. Aprendió a valorar lo bueno de cada hogar y disfrutó del amor y el apoyo incondicional tanto de su mamá como de su papá.

Un día, mientras estaba en la casa de su papá, Alicia le dijo con una sonrisa:- Papá, sabes qué? No es tan malo tener dos casas. En realidad, ¡es bastante divertido!

FIN.

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