Las Emociones de la Selva



En un rincón exuberante de la selva, un grupo de amigos inseparables vivían en perfecta armonía: Lila, la valiente leona, Toto, el divertido tucán y Mona, la inteligente tortuga. Un día, un misterioso viento sopló por el lugar y les llevó a un claro donde apareció un árbol mágico que prometía mostrarles sus emociones más profundas.

-Los invito a descubrir quiénes son realmente -dijo el árbol con voz profunda y cálida.

Los amigos, llenos de curiosidad, aceptaron el desafío. Al acercarse, sintieron una extraña sensación. De repente, Lila comenzó a temblar.

-¿Qué me pasa? -preguntó Lila, con un toque de miedo en su voz.

-Tenés miedo -respondió Toto-. Tal vez sea porque nunca estuviste sola en la selva.

-Puede ser -dijo Lila, tratando de tranquilizarse-. Pero sé que con ustedes a mi lado, puedo enfrentar cualquier cosa.

Mona, que estaba escuchando, decidió compartir su propio sentimiento.

-¿Y si les cuento algo? A veces, me siento triste porque no puedo correr tan rápido como ustedes.

-No tenés que sentirte así, Mona -dijo Toto-. Eres la más inteligente y siempre encuentras soluciones. Además, ¡nadie puede contar historias tan bien como vos!

Mona sonrió, y justo en ese momento, el árbol resplandeció.

-Por compartir vuestros sentimientos, han encontrado un poco de alegría –dijo el árbol.

A medida que el día avanzaba, la brisa mágica continuaba cambiando. Ahora, Toto se sentía inquieto.

-¿Por qué tengo un nudo en el estómago? -preguntó.

-Quizás te esté preocupando algo -sugirió Lila.

-Sí, es que tengo que dar mi primer vuelo en solitario y me da un poco de miedo -confesó Toto.

-Los grandes vuelos siempre asustan un poco, pero yo sé que lo harás genial -dijo Mona.

Finalmente, llegaron al punto culminante de sus emociones. Cuando llegaron a un lago, vio su reflejo, y el miedo nuevamente les llenó el corazón.

-¿Qué haremos ahora? -preguntó Lila.

-Quizás deberíamos decir lo que sentimos -sugirió Mona-. Hablar de nuestros miedos puede ayudarnos.

-Tienes razón -asintió Toto-. Estoy asustado de no poder cumplir con las expectativas.

Y así, cada uno de los amigos habló de sus inquietudes. Mientras lo hacían, el árbol comenzó a brillar de nuevo, esta vez con colores aún más brillantes que antes. Entonces, el árbol les dio un consejo.

-Recuerden que las emociones son parte de ustedes, y compartirlas puede hacer más liviana la carga. La valentía, la tristeza y la alegría son compañeros de vida; nunca se olviden de que está bien sentir.

Con esas palabras resonando en sus corazones, los amigos se despidieron del árbol mágico y volvieron a sus actividades diarias. Lila se sintió más valiente, Toto decidió practicar su vuelo sin miedo y Mona se sintió especial al reconocer su inteligencia.

Cada uno aprendió a abrazar sus emociones, y desde aquel día, se prometieron apoyarse entre sí en cualquier situación, porque todos sentirían miedo, tristeza y alegría, pero juntos serían invencibles.

Y así, en el rincón de la selva, la amistad y la confianza florecieron, demostrando que las emociones no son obstáculos, sino una parte hermosa de la vida que, cuando se comparte, se transforma en algo mágico.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!