Las Emociones de Las Amigas
Era un día soleado en el barrio de Alegría donde vivían cinco amigas inseparables: Fanny, Paty, Anahí, Fernanda y Vanesa. Cada una tenía una forma única de sentir y expresar sus emociones, y ese era el secreto de su hermosa amistad.
Una mañana, decidieron hacer un picnic en el parque.
"¡Qué alegría!", gritó Fanny, saltando de emoción.
"Sí, ¡no hay nada mejor que compartir un día con amigas!", gritó Paty, mientras acomodaba su canasta.
"No olviden las frutas y los juegos", agregó Anahí.
"Y las canciones", añadió Fernanda, que siempre tenía una melodía lista.
"¡Ah, y no olvidemos nuestras mantas!", dijo Vanesa, revisando que todo estuviera en orden.
Con todo listo, llegaron al parque y extendieron sus mantas sobre el césped verde. Sacaron sándwiches, frutas y, por supuesto, su delicioso jugo de naranja. Mientras comían y reían juntas, una nube oscura apareció de repente en el cielo.
"¡Ay, no!", exclamó Anahí, sintiendo un escalofrío.
"Esto se ve mal...", dijo Fernanda, mirando preocupada hacia arriba.
"No me gusta nada, ¿y si se pone a llover?", agregó Vanesa, que sentía temor ante la posibilidad de mojarse.
"No se preocupen, siempre podemos ir a casa si llueve", trató de tranquilizarlas Fanny.
"Pero esperemos un poco, por las dudas", sugirió Paty.
Con una mezcla de tristeza y temor, decidieron recoger todo rápidamente. Cuando estaban a punto de irse, un rayo iluminó el cielo, y un fuerte trueno resonó, asustando a todas.
"¡No! Me asusté mucho!", gritó Vanesa, apretándose las manos contra el pecho.
"¡No es tan grave!", intentó calmarla Fanny, aunque también sentía un poco de miedo.
"Yo no quiero volver a salir al parque si va a llover así", dijo Anahí, con lágrimas en los ojos por la tristeza de tener que abandonar el picnic.
"Pero lo divertido es que estuvimos juntas, y eso es lo que importa", dijo Paty, tratando de enfocarse en lo positivo.
De repente, comenzaron a caer unas gotas de lluvia. Al principio, todas comenzaron a correr hacia el refugio más cercano.
"¡Corran!", gritó Fernanda, riendo nerviosamente.
"¡Esto es una locura!", exclamó Anahí, mientras corría con todas su fuerzas.
Al llegar al refugio, se dieron cuenta que estaban mojadas, pero lo que comenzó como temor se transformó lentamente en una explosión de risas.
"¡Estamos empapadas! ¿Pero saben qué? ¡Es divertido!", dijo Fanny, sonriendo.
"¡Sí! ¡Me encanta la lluvia!", gritó Paty, y comenzó a saltar en los charcos.
"¡Qué locura! ¡Nunca pensé que jugar bajo la lluvia sería tan divertido!", dijo Vanesa, lanzándose al charco más cercano.
Y así, lo que al principio había causado temor y tristeza, se convirtió en pura alegría y diversión. Las chicas se olvidaron de la mochila, que se inundó, pero no les importó. Saltaban y reían bajo el cielo gris, eligiendo disfrutar el momento.
Después de un rato, se calmaron y, mientras la lluvia disminuía, se sentaron bajo el refugio, con sus ropas húmedas, pero con grandes sonrisas en sus caras.
"A veces las cosas no salen como uno espera, pero eso no significa que no podamos disfrutar de ellas", dijo Anahí.
"Exactamente, nuestras emociones están bien, son parte de nosotras", agregó Fernanda.
"Lo importante es que estamos juntas, ¡eso siempre nos trae alegría!", concluyó Fanny.
Mientras las nubes se disipaban y un bello arcoíris se formaba en el cielo, las amigas empezaron a cantar y a planear su próximo picnic, esta vez preparado para cualquier eventualidad.
Y así, aprendieron que la tristeza, el miedo, la rabia y el desagrado pueden ser transformados en alegría, siempre y cuando se tengan buenas amigas a su lado.
Desde aquel día, Fanny, Paty, Anahí, Fernanda y Vanesa se volvieron más sabias y fuertes, apreciando cada emoción y cada experiencia vivida juntas.
FIN.