Las emociones de Lucas en el jardín



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de amiguitos muy especiales que vivían dentro de la cabecita de un niño llamado Lucas.

Estos amiguitos eran las emociones de Lucas y cada uno tenía su propio color y personalidad. La emoción más alegre se llamaba Alegría, y era de un brillante color amarillo como el sol. Siempre estaba sonriendo y saltando de felicidad.

Junto a ella estaba Tristeza, que era azul como el cielo en un día nublado. Aunque a veces se sentía triste, siempre era muy cariñosa y comprensiva. Luego estaban las gemelas: Furia, que era roja como un tomate maduro, y Miedo, que era morada como la noche.

Furia siempre estaba lista para proteger a Lucas cuando algo no le gustaba, mientras que Miedo prefería ser precavida ante situaciones nuevas. Por último, pero no menos importante, estaba Asco, quien era verde como una manzana ácida.

Aunque podía parecer gruñón a veces, siempre cuidaba la salud de Lucas evitando cosas desagradables. Un día, Lucas fue invitado a su primer día de jardín de infantes. Todas las emociones estaban muy emocionadas por esta nueva aventura.

- ¡Vamos chicos! ¡Hoy será un día genial! - exclamó Alegría con entusiasmo. - Pero... ¿y si los otros niños no me quieren? - preguntó Miedo preocupada. - No te preocupes Miedo, estaremos contigo para apoyarte - dijo Tristeza con dulzura.

- Y si alguien nos hace enojar... ¡yo me encargaré! - gritó Furia mostrando sus puños. - ¡Ugh! No quiero ni pensar en la comida rara del comedor del jardín... - expresó Asco con disgusto.

Así comenzaron su día en el jardín de infantes.

Durante la jornada experimentaron muchas emociones diferentes: alegría al hacer nuevos amigos; miedo al separarse momentáneamente de Lucas; tristeza al extrañar a mamá; furia cuando otro niño les quitó un juguete; asco al probar alguna merienda desconocida. Pero aprendieron que todas las emociones eran importantes y formaban parte del crecimiento y desarrollo personal. Se dieron cuenta que trabajar juntos y comunicarse abiertamente ayudaba a manejar mejor las situaciones difíciles.

Al final del día, todos regresaron felices junto a Lucas compartiendo sus experiencias del día en el jardín. Se abrazaron unos a otros sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Y así termina nuestra historia sobre las emociones coloridas dentro de la cabecita del pequeño Lucas. Recuerda siempre escuchar lo que sientes y permitirte sentir todas tus emociones porque cada una tiene algo importante qué decirte. Cuento creado por mí basado en tu solicitud :)

FIN.

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