Las emociones de Lulú



Lulú era una niña muy curiosa y exploradora. Siempre estaba dispuesta a vivir nuevas aventuras junto a sus amigos. Un día, mientras jugaba en el parque, se dio cuenta de que algo no andaba bien.

Se sentía triste, pero no sabía por qué. Al verla así, sus amigos, Martín y Valentina, se acercaron a preguntarle qué le pasaba. "Lulú, ¿por qué estás tan triste?", preguntó Martín. Lulú no sabía qué responder.

Fue entonces cuando encontraron a un personaje un tanto peculiar, era Arlequín, un payaso mágico que les dijo: "¡Hola, amiguitos! Veo que alguien anda un poco desanimado por aquí.

¿Les gustaría emprender un viaje por el mundo de las emociones?"

Emocionados con la idea, Lulú, Martín y Valentina aceptaron la propuesta de Arlequín y así comenzó su mágica aventura. Pasaron por el Bosque de la Alegría, donde conocieron a Risitas, un duende muy alegre que les enseñó a reír sin parar.

Luego, atravesaron el río de la Tristeza, donde conocieron a Lágrima, una sirena melancólica que les mostró la importancia de expresar las emociones tristes. Después, llegaron al Volcán de la Ira, donde se encontraron con Furioso, un dragón que les enseñó a manejar la ira de forma constructiva.

Finalmente, llegaron al Valle de la Calma, donde conocieron a Serenita, una hada tranquila que les mostró cómo encontrar paz interior.

Al

terminar su viaje, Lulú entendió que todas las emociones eran parte natural de la vida, y que era importante aceptarlas y aprender a manejarlas. Desde ese día, Lulú y sus amigos se prometieron seguir explorando juntos el mundo de las emociones, apoyándose mutuamente en cada paso del camino.

FIN.

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