Las Emociones en Armonía


Había una vez en la hermosa ciudad de Buenos Aires, un grupo de emociones muy especiales que vivían dentro de un niño llamado Facu. Estas emociones eran Tristesa, Alegia, Enojo, Miedo y Asco.

Cada una tenía su propia personalidad y forma de ver el mundo. Tristesa era muy sensible y siempre lloraba por cualquier cosa triste que veía. Alegia, en cambio, era todo lo contrario. Siempre estaba feliz y buscaba el lado positivo de cada situación.

Enojo era muy temperamental y se enfadaba con facilidad. Miedo era tímido y asustadizo ante cualquier situación nueva o desconocida.

Por último, Asco no soportaba cosas desagradables como los malos olores o la comida que no le gustaba. Un día, Facu se encontró con una situación inesperada: perdió su juguete favorito en el parque. En ese momento apareció Alegia para animarlo:- ¡No te preocupes Facu! Seguro lo encontraremos pronto - dijo Alegia con entusiasmo.

Pero Tristesa también estaba presente y comenzó a llorar desconsoladamente:- ¡Oh no! Mi pobre Facu está tan triste por haber perdido su juguete - sollozó Tristesa.

Enojo se enfureció al ver a Facu triste:- ¡Esto es injusto! ¿Quién se atreve a quitarle el juguete a mi amigo? - exclamó furioso. Miedo se asustó pensando en lo que podría pasar si alguien había robado el juguete:- ¿Y si nos persigue un ladrón? ¡No quiero que nos hagan daño! - tembló de miedo.

Asco, por su parte, no soportaba la idea de perder algo tan importante:- Qué asco que me da pensar que alguien se llevó el juguete de Facu. Es tan desagradable - se estremeció Asco.

Los cinco emociones comenzaron a buscar el juguete por todo el parque. Alegia animaba al grupo y les recordaba lo divertido que era jugar juntos. Tristesa intentaba consolar a Facu con palabras amorosas y abrazos cálidos.

Enojo utilizaba su energía para investigar quién había tomado el juguete. Miedo trataba de mantenerse cerca del grupo para sentirse más seguro. Y Asco, aunque disgustado con la situación, no dejaba de ayudar en la búsqueda.

Después de mucho buscar, encontraron a un niño llamado Lucas con el juguete en sus manos. Alegia se acercó a él con una sonrisa amigable:- Hola Lucas, ¿podrías devolverle el juguete a Facu? Lo ha estado buscando por todas partes.

Lucas miró tristeza en los ojos de Facu y sintió compasión por él:- Lo siento mucho Facu, no sabía que este era tu juguete favorito. Aquí lo tienes - le entregó el juguete.

Facu sonrió emocionado y le dio las gracias a Lucas por devolverle su preciado tesoro. Desde ese día, las emociones aprendieron una valiosa lección: todas eran importantes y necesarias en la vida de Facu. Juntas lograban superar cualquier obstáculo y ayudaban a Facu a enfrentar sus miedos, tristezas y enojos.

Comprendieron que cada emoción tenía su lugar y momento adecuado. Y así, Tristesa, Alegia, Enojo, Miedo y Asco se convirtieron en un equipo inseparable que acompañaba a Facu en todas sus aventuras.

Juntos aprendieron a valorarse mutuamente y a vivir una vida llena de emociones equilibradas.

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