Las Emociones Geométricas



En un colorido reino llamado Geometrilandia, vivían unas figuras geométricas muy especiales. Cada una de ellas representaba una emoción diferente. Estaba Cuadrado, que era serio y siempre estaba en su zona de confort; Triángulo, que era un aventurero intrépido; Círculo, que irradiaba felicidad y alegría; y Rectángulo, que era muy pensativo y a veces un poco miedoso.

Un día, en la Plaza Central, el sol brillaba y todos estaban listos para celebrar el Festival de las Emociones, un evento anual donde cada figura tenía que mostrar su mejor parte.

"¡Hola, amigos!", gritó el Círculo mientras daba vueltas. "Este año quiero que todos compartan sus emociones con el resto. ¡Va a ser genial!"

Pero Cuadrado no estaba tan seguro.

"¿Compartir emociones? No sé si eso es una buena idea, podría ser desastrozo", respondió con su voz firme.

"¡Vamos, Cuadrado!", interrumpió Triángulo entusiasmado. "Esto es una oportunidad única. ¡Deberíamos hacer algo divertido!"

"Estoy de acuerdo con Triángulo. Compartir nuestro interior puede ser una gran aventura", agregó Rectángulo, aunque aún con un poco de miedo.

Finalmente, Cuadrado, aunque con dudas, decidió unirse a la idea. Así que, comenzaron a prepararse para el festival.

Cada uno prepararía una actividad que mostraría su emoción.

Círculo decidió hacer una rueda de la felicidad, donde todos podrían dar vueltas y bailar al ritmo de la música.

"¡Danzar nos hará sonreír y sentirnos felices!", dijo el Círculo, girando emocionado.

Triángulo pensó en un juego de aventura, "Esquivando obstáculos".

"¡Descubramos nuevos caminos y enfrentemos nuestros miedos!", gritó, haciendo gestos de acción con sus lados afilados.

Rectángulo, aunque algo titubeante, decidió hacer un rincón de reflexión donde otros pudieran compartir lo que sentían.

"A veces hablar de lo que nos preocupa puede ser muy liberador", comentó.

Pero Cuadrado seguía preocupado. En su mente, todo tenía que ser perfecto, y el temor a no cumplir con eso le estaba quitando el entusiasmo.

A medida que se acercaba el día del festival, Cuadrado se sentía más ansioso. Tantas ideas, pero algo en su interior le decía que no podía fallar. En una noche estrellada, decidió que necesitaba hablar con sus amigos.

"Amigos, tengo miedo de fracasar. Y si no les gusta lo que hago?", confesó con voz temblorosa.

Círculo fue el primero en responder.

"¡Cuadrado! No te preocupes. No se trata de hacer algo perfecto, sino de expresarnos y disfrutar juntos. ¡Así es como compartimos nuestra emoción!"

Triángulo agregó,

"Sí, Cuadrado. No necesitas ser siempre fuerte. Está bien sentir miedo. Todos tenemos nuestras luchas. El festival es para celebrar quienes somos, no lo que hacemos."

Rectángulo sonrió.

"Y si te sientes listo, podemos hacerlo juntos. ¡No estás solo en esto!"

Cuadrado sintió cómo su corazón se aliviaba. Así que decidió que una parte de su tarea sería compartir su emoción de miedo y contar cómo a veces necesita tiempo para recobrar su valentía.

El día del Festival llegó, y todos disfrutaron de las actividades. Círculo giraba y reía, Triángulo jugaba haciendo acrobacias, y Rectángulo escuchaba a los demás compartir sentimientos. Finalmente fue el turno de Cuadrado. Se acercó al centro del escenario.

"Hola a todos. Soy Cuadrado, y yo... yo tengo algo que contarles. A veces me siento muy ansioso y tengo miedo de cometer errores. Pero, después de hablar con mis amigos, me di cuenta de que todos podemos sentir miedo, y eso está bien. Es parte de ser nosotros."

Los demás lo miraban con atención.

"¡Eso está muy bien, Cuadrado!", gritó Círculo.

"Sí, y gracias por ser valiente al compartirlo", añadió Triángulo.

"Juntos somos más fuertes", concluyó Rectángulo, aplaudiendo.

Así fue como, en ese festival, Cuadrado aprendió que compartir sus emociones, incluso las más difíciles, lo hacía sentir más ligero. Todos se abrazaron y bailaron juntos, celebrando no solo su alegría, sino también el valor de ser verdaderos y expresar cada emoción.

Desde ese día, en Geometrilandia, todos aprendieron que hablar de sus emociones y ser auténticos era un camino hacia la amistad y una vida más maravillosa.

FIN.

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