Las Ermanas y el Bosque Mágico



Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo al borde de un inmenso bosque, vivían dos hermanas muy unidas: Lila y Ana. Lila, la mayor, era curiosa y aventurera, mientras que Ana, la menor, era creativa y soñadora. Un día, mientras exploraban el bosque, encontraron un camino que nunca habían visto antes.

"¿Te animás a seguir este camino?", preguntó Lila emocionada.

"Claro que sí! Pero vamos con cuidado", respondió Ana con un brillo en los ojos.

Al caminar un poco, se dieron cuenta de que el ambiente cambiaba. Los árboles eran más altos y las flores más coloridas. Se sentía algo especial en el aire.

"¿Qué creés que encontramos aquí?", preguntó Lila.

"Tal vez un lugar mágico", dijo Ana sonriendo.

De repente, un rayo de luz brilló en el suelo. Se agacharon y encontraron una piedra brillante que parecía tener vida propia.

"Mirá! Es hermosa!", exclamó Lila.

"Vos la tocaste, deberías ser vos quien la lleve. Cada uno de nosotros tiene su propio regalo", sugirió Ana.

"Tenés razón! Vamos a descubrir qué más hay aquí", dijo Lila.

Decidieron seguir el rayo de luz que provenía de la piedra. Al caminar, llegaron a un claro donde encontraron animales y seres de diferentes colores que jugaban y reían. No podían creer lo que veían.

"¿Quiénes son ustedes?", preguntó Lila, maravillada.

"¡Bienvenidas a nuestro hogar! Somos los Habitantes del Bosque Mágico!", respondió un zorro de pelaje dorado.

Lila y Ana se miraron emocionadas y comenzaron a interactuar con los mágicos seres. Mientras jugaban, se dieron cuenta de que el bosque necesitaba su ayuda. Los Habitantes contaron que un malvado hechicero había robado la luz del bosque y que, sin ella, comenzaría a marchitarse.

"Nosotras podemos ayudar!", dijo Lila con determinación.

"Sí, unidas somos más fuertes!", añadió Ana.

Los Habitantes del Bosque les dieron un mapa y les explicaron cómo encontrar la guarida del hechicero. Con el mapa en mano, las hermanas partieron en busca de la luz perdida.

El camino fue difícil y lleno de desafíos. Se encontraron con un río caudaloso.

"No sé cómo cruzar esto", dijo Ana nerviosa.

"Dejame pensar…!", respondió Lila pensativa.

Lila recordó que en su casa su papá siempre decía que lo más sencillo es encontrar una solución creativa. Juntas, decidieron usar troncos flotantes para hacer un puente. Ana logró convencer a los troncos que se alineen y, juntas, cruzaron el río.

"¡Lo logramos!", dijeron las dos, emocionadas y abrazándose.

Finalmente, después de muchas aventuras, llegaron a la cueva del hechicero, donde había un potente cristal que contenía la luz del bosque. Allí lo encontraron al hechicero, muy parecido a un viejo árbol retorcido.

"¿Qué hacen aquí, pequeñas?", preguntó con voz grave.

"Hemos venido a devolverle la luz al bosque!", contestaron en coro.

El hechicero rió.

"¿Y cómo pensar que dos niñas podrían hacer algo así?".

"Porque juntos somos fuertes!", dijo Ana, recordando las palabras de su hermana.

"Creemos en el poder de la amistad y la unión", agregó Lila con valentía.

El hechicero, sorprendido por su valor y determinación, decidió hacer una prueba.

"Descubran el color que mi cristal se niega a mostrar!".

Las hermanas, sin entender del todo la propuesta, se unieron las manos y, después de unos instantes, cerraron los ojos imaginando un hermoso arcoíris de colores. Al abrir los ojos, el cristal empezó a brillar con esos mismos colores.

"Increíble!", exclamó el hechicero. "Nunca había sentido algo así. Ustedes tienen la verdadera luz dentro de ustedes".

Al ver esto, el hechicero decidió devolver la luz al bosque. Con un giro de mano, el cristal se rompió en un millón de piezas brillantes que esparcieron luz por todo el lugar.

"Ustedes salvó el bosque. ¡Gracias!", dijo el hechicero ahora con una voz cálida.

Lila y Ana regresaron al claro donde los Habitantes del Bosque las esperaban. Al entrar, el bosque floreció y llenó de colores todo a su alrededor.

"Lo hicimos juntas!", dijo Ana sonriendo.

"Siempre seremos un equipo", añadió Lila, abrazándola.

Y así, las hermanas descubrieron que cuando se trabaja en equipo, se pueden lograr cosas maravillosas, y siempre hay magia en la unión y la valentía. Desde ese día, Lila y Ana se convirtieron en las guardianas del Bosque Mágico, protegiendo su luz y compartiendo sus aventuras con todos los seres de la naturaleza.

Fin.

FIN.

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