Las Escaleras Mágicas de la Enfermera Margarita



Era una mañana soleada en el barrio de La Esperanza, y la enfermera Margarita se preparaba para su jornada en el hospital. Con su maletín lleno de útiles médicos y una gran sonrisa, salió de su casa. "Hoy será un gran día", se dijo a sí misma mientras caminaba por la calle. Pero de repente, todo cambió. Al girar la esquina, se encontró con un gran grupo de serpientes de colores vibrantes que se deslizaban por el camino.

Margarita se sobresaltó. "¡Ay, no! ¿Qué hago ahora?" - exclamó. Las serpientes parecían un poco traviesas, como si estuvieran jugando entre sí. Un niño del vecindario, llamado Lucas, apareció al ver la situación. "No te preocupes, enfermera Margarita. ¡Las serpientes no son peligrosas! Solo están curiosas."

"¿Curiosas?" - preguntó Margarita, sin saber si confiar en las palabras del niño.

"Sí, ¡mira! Te están haciendo un camino para que subas esas escaleras," - dijo Lucas, señalando una escalera de madera que llevaba a un pequeño parque en el segundo piso de un edificio cercano.

Margarita miró hacia la escalera. "Pero, ¿cómo subo si tengo tantas serpientes a mis pies?"

"¡Simple! Solo tienes que confiar en ellas y ser amable. Ellas no quieren hacerte daño, solo tienen curiosidad por ti."

Animada por la valentía de Lucas, Margarita decidió intentarlo. Con cada paso que daba hacia las escaleras, las serpientes se movían delicadamente a su alrededor, como formando una danza mágica.

"Bien, aquí voy..." - dijo con un susurro mientras comenzaba a subir las escaleras.

Mientras subía, sintió que el aire se volvía más fresco y que cada escalón la acercaba un poco más a un mundo inesperado. Una vez arriba, se encontró con un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores que jamás había visto.

Al llegar, las serpientes se enroscaron en los árboles, y Margarita, aún sorprendida, dijo "¡Wow! Esto es increíble, ¡nunca pensé que esto existiera aquí!"

"Lo ves, enfermera Margarita. A veces, los retos pueden llevarte a lugares maravillosos. Cada vez que te enfrentas a algo que parece aterrador, recuerda que puede haber una sorpresa esperándote," - le explicó Lucas, que parecía saber de lo que hablaba.

De repente, un grupo de niños apareció en el jardín, jugando y riendo. "¡Hola! ¿Cómo llegaron hasta aquí?" - preguntó una niña.

Margarita explicó la situación con las serpientes y cómo decidió subir las escaleras. "Las serpientes fueron mis amigas en el camino. A veces uno no sabe lo que puede encontrar al seguir hacia adelante," - les dijo.

Los niños sonrieron y quedaron fascinados. Así que decidieron hacer una fiesta en el jardín. Margarita, que nunca había tenido una mañana tan extraordinaria, ayudó a los niños a poner adornos y a recoger flores.

"Hoy aprendí que hay que ser valiente y enfrentar nuestros miedos," - les contó mientras decoraban.

Después de la fiesta y de muchas risas, Margarita supo que debía regresar al hospital. "Chicos, gracias por este hermoso día. Debo irme, pero prometan que nunca dejarán de explorar y de ser valientes."

"¡Lo prometemos!" - gritaron todos al unísono.

Con el corazón lleno de alegría, Margarita descendió las escaleras. Las serpientes la observaron desde arriba, y al llegar al final, se despidieron con un suave movimiento.

Y así, Margarita continuó su camino hacia el hospital, con un nuevo entendimiento sobre la curiosidad, el valor y la belleza que se encuentra al enfrentarse a lo desconocido.

FIN.

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