Las estrellas de papá


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Estrellada, donde Lorena vivía con su padre. Su papá era su mejor amigo y juntos pasaban las noches mirando las estrellas, buscando figuras en el cielo y contándose historias maravillosas.

Un día, el papá de Lorena enfermó gravemente. A pesar de todos los esfuerzos del médico y del amoroso cuidado de Lorena, su padre falleció.

Lorena sintió un profundo dolor en su corazón al perder a su compañero de aventuras, a quien tanto quería. Las noches estrelladas se volvieron tristes para Lorena. Miraba al cielo buscando a su papá entre las estrellas, recordando cada momento compartido juntos y deseando que él estuviera allí para abrazarla.

Un día, mientras observaba el cielo nocturno con lágrimas en los ojos, una estrella fugaz cruzó velozmente frente a ella. Lorena cerró los ojos y pidió un deseo en silencio.

De repente, una voz cálida y familiar la sorprendió: "-Hola mi niña hermosa", dijo la voz. Lorena abrió los ojos asombrada y vio a su padre hecho luz brillante frente a ella. "-Papá, ¿eres tú?" preguntó emocionada.

"-Sí hija mía, siempre estaré contigo en cada estrella que brille en el firmamento", respondió la figura luminosa de su padre. Desde ese momento, Lorena supo que aunque su papá ya no estaba físicamente con ella, seguía presente en cada destello celestial que iluminaba sus noches oscuras.

Se dio cuenta de que el amor perdura más allá de la vida misma y que siempre habría un lugar especial en su corazón para él. Con esta nueva certeza en su interior, Lorena encontró consuelo y fortaleza para seguir adelante.

Recordaba con cariño las noches estrelladas junto a su padre como un tesoro invaluable que nadie podría arrebatarle. Así, Lorena aprendió que incluso en medio de la tristeza más profunda hay luz y esperanza si uno sabe dónde buscar.

Y desde entonces, todas las noches miraba al cielo con una sonrisa serena sabiendo que su papá seguía velando por ella desde lo alto.

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