Las estrellas del bebé


Había una vez una linda niña llamada Adele Maya. Tenía tres años y era muy valiente e inteligente. Adele tenía el cabello castaño claro y unos hermosos ojos castaños que brillaban como las estrellas en el cielo.

Adele siempre había sentido curiosidad por cómo nacen los bebés, pero lo que más le intrigaba era la concepción por ovodonación. Un día, mientras miraba las estrellas desde su ventana, decidió que iba a descubrirlo.

"Mamá, papá, quiero saber cómo se hace un bebé con ovodonación", preguntó Adele emocionada. Sus padres se sorprendieron por la pregunta de Adele, pero decidieron explicarle de una manera sencilla y comprensible para su corta edad.

"Adele querida, cuando dos personas quieren tener un bebé pero no pueden hacerlo por sí mismas, a veces necesitan ayuda de otra persona llamada donante de óvulos", comenzó a explicar mamá Maya.

Adele escuchaba atentamente mientras mamá continuaba:"El óvulo es como una semillita especial que necesita encontrarse con el esperma del papá para formar un bebé. Cuando una mujer no puede producir sus propios óvulos, otra mujer amablemente decide donar uno.

"Adele asintió con la cabeza y preguntó:"Entonces ¿cómo llega el óvulo al útero?"Papá Maya sonrió y respondió:"Después de que el óvulo ha sido donado por esa persona tan generosa, los médicos ayudan a colocarlo en el útero de mamá para que pueda crecer y convertirse en un bebé".

Adele estaba fascinada con la explicación, pero aún tenía más preguntas. "¿Y cómo saben qué óvulo es el adecuado para mamá?", cuestionó Adele. Mamá Maya le explicó:"Los médicos hacen pruebas especiales para asegurarse de que el óvulo sea compatible con el cuerpo de mamá.

Quieren que todo salga bien y que el bebé se desarrolle correctamente. "Adele sonrió satisfecha por las respuestas recibidas, pero todavía tenía una última pregunta en su mente. "¿Puedo ver una foto del óvulo?", preguntó curiosa.

Sus padres rieron y le dijeron:"Lo siento, cariño, los óvulos son tan pequeñitos que no se pueden ver a simple vista. Pero recuerda, lo importante es que ese óvulo especial ayudará a dos personas a tener un hermoso bebé".

Adele asintió y abrazó a sus padres emocionada. Ahora entendía mejor cómo se formaban los bebés gracias a la ovodonación.

Aunque no pudiera verlos, sabía que esos pequeños óvulos eran como estrellas brillantes en el cielo nocturno: invisibles pero llenos de magia y luz. Desde aquel día, Adele siguió mirando las estrellas todas las noches antes de dormir.

Sabía que así como cada estrella tiene su propia historia en el universo, también cada niño tiene su propia historia única e increíblemente especial desde su concepción hasta su nacimiento. Y mientras Adele soñaba entre estrellas fugaces y constelaciones brillantes, siempre recordaría la historia de los pequeños óvulos que ayudaban a las familias a crecer y llenar el mundo de amor.

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