Las Estrellas del Bosque Perdido



Había una vez, en un tranquilo pueblito rodeado de un denso y misterioso bosque, dos amigos llamados Lucas y Sofía. Eran inseparables y compartían muchas aventuras. Un día, decidieron explorar un rincón del bosque que nunca antes habían visitado. Con sus mochilas llenas de bocadillos, se adentraron entre los árboles.

"¿Creés que encontraremos algo interesante?" - preguntó Sofía mientras se adentraban.

"¡Seguro! ¡Este lugar es mágico! Podemos descubrir nuevos senderos y tal vez incluso un arroyo!" - respondió Lucas con entusiasmo.

Los dos partieron, llenos de energía y risas. Sin embargo, después de un rato, se dieron cuenta de que habían perdido la orientación.

"¿Dónde estamos?" - se preocupó Sofía, mirando a su alrededor.

"No te preocupes, Sofí. Solo necesitamos volver sobre nuestros pasos" - intentó tranquilizarla Lucas, aunque su voz sonaba un poco temerosa.

Mientras intentaban regresar, un oscuro nubarrón cubrió el cielo y pronto, una fuerte tormenta comenzó a desatarse. La lluvia caía con fuerza y el viento soplaba tanto que parecía querer llevarse a los árboles.

"¡Rápido, busquemos refugio!" - gritó Lucas.

Encontraron una cueva no muy lejos y se resguardaron dentro. Estaban empapados y asustados, pero sabían que debían mantenerse juntos. Sofía, viendo cómo la tormenta rugía afuera, empezó a temer.

"¿Y si nunca salimos de aquí?" - se preguntó, con lágrimas asomando en sus ojos.

"No te pongas triste, Sofí. Siempre hay una luz en la oscuridad, solo tenemos que esperar" - Lucas le sonrió, aunque él mismo estaba asustado.

Mientras esperaban, comenzaron a hablar sobre las constelaciones y las estrellas. A Sofía le encantaba mirar el cielo nocturno y contar las historias de las estrellas.

"¿Sabías que cada constelación tiene una historia?" - le dijo Sofía.

"No, ¿en serio?" - Lucas se mostró interesado.

"Sí! Por ejemplo, la Osa Mayor es sobre una chica que tuvo que ser valiente y luchadora. Quizá podamos crear nuestra propia constelación!" - exclamó Sofía con entusiasmo, haciendo que Lucas sonriera.

Su conversación se llenó de risas, y aunque la tormenta seguía rugiendo afuera, en su imaginación comenzaron a dibujar una constelación que los representara. Decidieron que sería dos estrellas brillantes, una para cada uno de ellos. Las llamaron 'Amistad' porque su conexión nunca se rompería.

"Cuando miremos al cielo, podremos ver nuestra constelación y recordarnos que siempre estamos juntos, incluso cuando estamos perdidos" - dijo Sofía, mientras Lucas asentía con la cabeza.

Con el tiempo, la lluvia comenzó a cesar y el cielo se despejó. Cuando la tormenta se calmó, decidieron salir de la cueva. Con el corazón aún acelerado, encontraron el camino de vuelta hacia el pueblo. Al llegar, la noche ya había caído, y se sintieron aliviados al ver que el cielo estaba lleno de estrellas.

"Mirá! Allí está nuestra constelación, brillando entre todas las demás!" - exclamó Lucas emocionado.

"¡Sí! ¡Lo logramos! ¡Siempre estaremos conectados!" - Sofía sonrió, mirando a su amigo con orgullo.

Desde aquel día, cada vez que miraban al cielo, veían su constelación 'Amistad' y recordaban que incluso en momentos de tormenta, la verdadera amistad siempre ilumina el camino.

Y así, Lucas y Sofía aprendieron que no importa cuán perdidos se sientan, siempre pueden encontrar el camino juntos y que los lazos de la amistad son más fuertes que cualquier tormenta. Y cada vez que se encontraban bajo un cielo estrellado, sabían que sus corazones siempre estarían unidos, brillando como su constelación.

FIN.

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