Las Estrellitas de Sala de 5 se Egresan



Era un hermoso día en el jardín de infantes del barrio. Las Estrellitas de Sala de 5 estaban entusiasmadas por su graduación. Las niñas y los niños se preparaban con sus mejores trajes y sonrisas. El patio estaba decorado con globos de colores y banderines que ondeaban al viento.

"¡Hoy es nuestro día!", gritó Lila, una de las más alegres del grupo.

"Sí, y vamos a ser los mejores graduados de la historia!", exclamó Juli, mientras movía su gorra de papel de un lado a otro.

"No olviden, el acto es a las 11 en punto", recordó la seño Ana con una sonrisa.

Durante toda la semana anterior, las Estrellitas habían estado practicando sus canciones y bailes para el gran evento. Sin embargo, había un pequeño problema: Flor, una de las Estrellitas más tímidas, no se sentía segura de subir al escenario.

"No puedo hacerlo, seño. Me da miedo", decía Flor con lágrimas en los ojos.

"Pero vos podés, Flor. Todos te apoyamos. ¡Sos una genial!", la alentó Manuel, quien siempre había sido su mejor amigo.

El día de la graduación, mientras todos se preparaban, Flor estaba en su rincón, observando como los demás se divertían. Justo cuando estaba apunto de rendirse, apareció su mascota, un pequeño gato llamado Misi.

"Misi, ¿qué voy a hacer?", le dijo Flor mientras acariciaba su suave pelaje.

"Miau" , respondió el gato, como si entendiera.

Olvidando sus nervios, se rió y decidió que debía intentarlo por sus amigos y, sobre todo, por ella misma. Todos los niños llamaron a Flor para que se uniera al juego.

"¡Ven, Flor! ¡Estamos practicando nuestra coreografía!", la llamó Ana.

"Vamos, no es divertido sin vos", dijo Juan.

Flor, con un poco de miedo pero decidida, se acercó y se unió a sus amigos. Esa tarde ensayaron bailes como si no hubiera un mañana.

Finalmente llegó el momento del acto. Las familias ocupaban los asientos, llenos de expectativa. Cada niño y niña tomó su lugar en el escenario. Lila fue la primera en hablar.

"Gracias a todos por venir a vernos, estamos muy felices de terminar esta etapa juntos", dijo.

Cuando llegó el turno de Flor, su corazón latió fuerte. Recordaba cómo sus amigos la habían animado. Se armó de valor y se acercó al micrófono.

"Hola, soy Flor y quiero cantar una canción sobre la amistad", anunció con un hilo de voz, pero firme.

A medida que comenzó a cantar, sus amigos la miraban con admiración. Todos acompañaron su voz, y en ese momento, Flor se sintió en casa. A medida que avanzaba, su timidez se desvanecía y su voz se volvía más fuerte. Al finalizar la canción, el aplauso fue ensordecedor.

"¡Bravo, Flor! ¡Lo hiciste genial!", gritaron sus compañeros emocionados.

"¡Sí, Flor, sos una estrella!", agregó Lila.

Al terminar el acto, la seño Ana les entregó a cada uno de sus Estrellitas un diploma que simbolizaba el fin de una maravillosa etapa y el comienzo de nuevas aventuras.

"Hoy no es solo el final de desayuno, almuerzo y juegos, es el comienzo de muchas cosas nuevas. No se olviden de lo que aprendieron, de ser valientes y nunca dejar de soñar", les dijo la seño con ternura.

Las Estrellitas, llenas de orgullo y emoción, se prometieron llevar siempre en sus corazones la amistad y los recuerdos compartidos. Mientras se despedían, Lila hizo una propuesta.

"¿Y si hacemos una promesa de volver a vernos? Aunque estemos en diferentes escuelas, nunca dejemos que nuestra amistad se acabe."

"¡Sí, una promesa!", gritaron todos al unísono.

Así, las Estrellitas partieron hacia nuevos horizontes, llevando con ellas no solo diplomas, sino el mágico recuerdo de su tiempo juntos y el valor de la amistad.

Y así fue como las Estrellitas de Sala de 5 nunca olvidaron que las verdaderas estrellas son aquellas que brillan juntas, sin importar la distancia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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