Las Flores de la Noche



Érase una vez un pequeño pueblo llamado Lunaluz, donde cada noche, cuando la luna brillaba en el cielo, un perro llamado Estrella salía a jugar. Estrella era un perro curioso, con un pelaje tan brillante que parecía reflejar la luz de la luna. A él le encantaba correr por los jardines llenos de flores que adornaban el pueblo.

Una noche, mientras corría, Estrella notó algo extraño en el aire. Las flores, que generalmente estaban llenas de colores vivos, habían perdido su brillo. Se acercó a su amiga, la flor más hermosa del jardín, llamada Lila.

"Lila, ¿qué le sucede a tus amigos? Se ven tristes y apagados" - preguntó Estrella preocupado.

"Oh, Estrella, necesitamos la luz de la luna para brillar, pero parece que esta noche no está tan brillante como de costumbre" - respondió Lila con un susurro.

Al escuchar esto, Estrella miró al cielo y vio que algunas nubes estaban cubriendo la luna.

"No puedo dejar que mis amigos se sientan así. Debo hacer algo para traer de vuelta la luz" - decidió Estrella con determinación.

Sin perder tiempo, empezó a correr hacia el bosque donde vivía el viejo búho Sabio, conocido por sus recomendaciones. Al llegar, encontró a Sabio posado en una rama.

"¡Búho Sabio! Necesito tu ayuda. Las flores del pueblo están tristes porque la luna no brilla" - exclamó Estrella.

"Ah, querido Estrella, la luna brilla en su propia manera, pero a veces necesita un pequeño empujón. Si quieres que la luna brille más, deberás encontrar algo que la haga sonreír" - respondió el búho.

"¿Y cómo hago eso?" - preguntó Estrella, sintiéndose un poco perdido.

"Los sueños son poderosos. Busca el sueño más profundo de la luna y compártelo con ella. Así se sentirá feliz y brillará con todo su esplendor" - dijo el búho.

Estrella se sintió inspirado y pensó que debía encontrar esos sueños. Así que corrió hacia la colina más alta del pueblo, donde podía ver las estrellas. Se acostó sobre la hierba y cerró los ojos.

Después de un momento, comenzó a soñar. En su sueño, vio a la luna rodeada de muchas estrellas. La luna estaba preocupada porque sentía que nadie la apreciaba. Así que, decidió compartir ese sueño con su amiga Luna.

Al abrir los ojos, Estrella llegó a la conclusión de que debía hablarle a la luna. Así que, con todas sus fuerzas, ladró hacia el cielo.

"¡Luna, luna! ¡Te extraño! Estás muy ocupada, pero todos los habitantes de Lunaluz te necesitan. ¡Las flores te están esperando!" - gritó.

Entonces, para su sorpresa, la luna comenzó a brillar con una luz plateada. Las nubes se disiparon y la luna se mostró en todo su esplendor. La luz iluminó el pueblo, llenando los corazones de todos de alegría.

Las flores comenzaron a abrirse. Danzaban al ritmo de la brisa nocturna y su fragancia volvió a llenar el aire.

"¡Oh, Estrella! ¡Lo lograste! La luna ha vuelto a brillar" - dijo Lila emocionada.

Estrella saltó de alegría.

"¡Nosotros también debemos brillar!" - exclamó. Y así, las flores comenzaron a compartir sus colores, creando un espectáculo impresionante que iluminó la noche.

En Lunaluz, cada noche se alzó una fiesta en honor a la luna y sus flores, donde todos aprendieron que cada uno tiene un brillo especial que aportar. Estrella entendió que a veces, la luz que necesitamos está en nuestros corazones, y que siempre podemos hacer algo por quienes nos rodean.

Desde esa noche, Estrella nunca deja de mirar al cielo, recordando que la unión y la amistad son los más grandes poderes que existen, y que todos, incluidos los sueños, tienen su brillo especial en el mundo.

Y así, Lunaluz nunca volvió a ser un lugar triste, porque cada noche, las flores y sus habitantes bailaban juntos bajo la luz de la luna, agradecidos por la amistad que compartían. Fin.

FIN.

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