Las formas mágicas



Había una vez un grupo de niños y niñas llamados Martina, Lucas, Sofía y Mateo que eran muy curiosos y aventureros.

Un día, mientras jugaban en el jardín de la casa de Martina, encontraron un extraño libro que parecía venir de otro mundo. Al abrirlo, se dieron cuenta de que estaba lleno de dibujos de figuras geométricas: círculos, cuadrados, triángulos y rectángulos. Intrigados por estos dibujos misteriosos, los niños decidieron investigar más a fondo.

Entonces, construyeron una nave espacial con cajas y cartones para poder viajar al planeta desconocido donde vivían estas figuras geométricas. Una vez en el planeta, los niños quedaron maravillados al ver a las figuras geométricas cobrar vida.

El círculo era amable y suave como una pelota; el cuadrado era fuerte y estable como un bloque; el triángulo era ágil como una cometa voladora; y el rectángulo era flexible como una hoja de papel.

Los niños se hicieron amigos rápidamente con las figuras geométricas e iniciaron un emocionante viaje por todo el planeta. Juntos exploraron montañas hechas completamente de triángulos puntiagudos que desafiaban su equilibrio.

Luego se adentraron en bosques llenos de cuadrados gigantes donde tenían que saltar entre ellos para seguir avanzando. Después llegaron a un hermoso lago redondo rodeado por pequeños círculos flotantes. Los niños descubrieron que, si saltaban sobre los círculos en el orden correcto, creaban ondas y formas increíbles en el agua.

Fue una experiencia mágica. Pero no todo era diversión y juegos. En su camino, los niños se encontraron con un malvado personaje llamado Romboide, quien siempre estaba tratando de causar problemas.

Romboide era una figura geométrica desequilibrada y torcida que quería dominar el planeta y hacer desaparecer a las otras figuras. Los niños tuvieron que usar su ingenio y conocimiento de las figuras geométricas para derrotar a Romboide.

Trabajaron juntos como un equipo, utilizando la fuerza del cuadrado para bloquear sus movimientos, la agilidad del triángulo para confundirlo y la flexibilidad del rectángulo para atraparlo. Finalmente, lograron encerrar a Romboide dentro de una jaula hecha de círculos que lo mantenía quieto.

Las figuras geométricas celebraron junto con los niños su victoria sobre el malvado villano. Después de eso, Martina, Lucas, Sofía y Mateo regresaron a casa con el libro misterioso llenos de conocimientos nuevos sobre las figuras geométricas.

Compartieron sus aventuras con sus amigos en la escuela e inspiraron a todos a explorar más allá de lo conocido.

A partir de ese día, los niños entendieron que las figuras geométricas no solo eran dibujos en un papel o fórmulas matemáticas aburridas; eran seres vivos llenos de vida y posibilidades infinitas. Aprendieron que las figuras geométricas están en todas partes, desde los edificios hasta la naturaleza, y que pueden ser utilizadas para crear cosas hermosas y resolver problemas.

Y así, Martina, Lucas, Sofía y Mateo se convirtieron en los exploradores de las figuras geométricas, inspirando a otros niños a ver el mundo desde un punto de vista diferente y a disfrutar del maravilloso universo de las formas.

FIN.

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