Las Frutas Valientes del Huerto Mágico
Había una vez, en un colorido huerto lleno de árboles frutales, un grupo de frutas muy especiales. En este huerto vivían una piña llamada Pina, una fresa llamada Fresa, un kiwi llamado Kiwi, y un plátano llamado Platy. Todos eran amigos inseparables y compartían sus días bajo el cálido sol.
Un día, mientras jugaban entre risas y cantos, Pina, siempre la más atrevida, dijo:
"¡Chicos! ¿Han oído sobre el Gran Mercado Frutal? El año pasado, la fruta más hermosa fue coronada como la Reina del Mercado. ¡Este año deberíamos ir a participar!"
Fresa, que era un poco más tímida, frunció el ceño y contestó:
"Pero... ¿y si no somos lo suficientemente bellos? ¿Y si nadie quiere comprarnos?"
Platy, tratando de animar a Fresa, exclamó:
"¡No te preocupes! No se trata solo de ser bellos. ¡Se trata de ser especiales a nuestra manera!"
Kiwi, siempre el pensador, agregó:
"Además, en el camino, podemos aprender de otras frutas y de sus historias. Eso también es valioso."
Así que, con un pequeño empuje de confianza y mucha emoción, decidieron emprender el viaje hacia el Gran Mercado Frutal. Cruzaron el campo, saltaron sobre pequeñas piedras y disfrutaron del paisaje vibrante.
Pero en el camino, se toparon con un gran obstáculo: un ancho y oscuro arroyo. Justo antes de que llegaran, un arbolito con hojas brillantes les dijo:
"¿Donde van, pequeñas frutas?"
Fresa, algo nerviosa, respondió:
"Vamos al Mercado Frutal para ser coronados como la Reina. Pero no sabemos cómo cruzar el arroyo."
El arbolito les sonrió y dijo:
"Quizás puedan usar su ingenio para encontrar una solución. Solo lo lograrán si trabajan en equipo."
Pina, emocionada, propuso:
"¡Podemos formar una cadena! Yo me quedaré en este lado y pasaré a Kiwi, que luego pasará a Fresa y así sucesivamente. ¿Qué les parece?"
Platy, siempre dispuesto a ayudar, afirmó:
"¡Exacto! Vamos, formemos la cadena."
Así, con mucho cuidado, las frutas se pasaron unas a otras, usando su fuerza y determinación. Juntos lograron cruzar el arroyo, y cuando llegaron al otro lado, se sintieron orgullosos.
"¡Lo logramos!" gritó Fresa.
"¡Sí, lo hicimos!" añadió Pina con una sonrisa.
Ya más cerca del mercado, los cuatro amigos llegaron a un hermoso prado donde otras frutas también estaban preparándose.
De pronto, se encontraron con una naranja muy orgullosa que se llamaba Naranja.
"¿Qué quieren ustedes, pequeñas frutas?" preguntó con una sonrisa burlona.
Pina, sin perder su valor, respondió:
"Estamos aquí para mostrar nuestras características especiales en el Gran Mercado."
Naranja soltó una risa que resonó en el aire:
"¡No tienen posibilidades! ¡Miren lo hermosa que soy!"
Kiwi, recordando lo que el arbolito les había enseñado, se atrevió a responder:
"La belleza no es solo apariencia. Cada uno de nosotros tiene algo único que ofrecer. ¡Se trata de brillar a nuestra manera!"
Los amigos se agruparon y, con el apoyo de cada uno, comenzaron a contarle a Naranja sobre sus cualidades. Pina era dulce y exótica, Fresa era jugosa y llena de vitamina C, Kiwi tenía una textura única, y Platy era un excelente compañero para compartir.
Naranja, sorprendida por sus historias, suavizó su actitud y decidió unirse a ellos:
"Quizás he subestimado lo que cada uno de ustedes tiene para ofrecer. ¿Podríamos ser amigos?"
Los frutos, al escucharla, se dieron la mano (o la hoja, en su caso) y juntos llegaron al mercado. Allí todos se unieron, celebrando la diversidad y aprendiendo unos de otros.
Cuando llegó el día de la coronación, las frutas se dieron cuenta de que no importaba quién ganara. Lo más importante fue el viaje que hicieron, las lecciones que aprendieron y las amistades que forjaron.
Al final, el jurado decidió que todas las frutas eran ganadoras y les dio una medalla especial por representar la belleza de la diversidad en el huerto. Las frutas, alegres y emocionadas, se abrazaron y prometieron siempre estar juntas, apoyándose en cada desafío.
"Este fue solo el comienzo de nuestras aventuras, amigos!" dijo Platy con una gran sonrisa.
Y así, el grupo de frutas valientes regresó a su colorido huerto, sabiendo que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Fin.
FIN.