Las gafas mágicas de la imaginación



Había una vez un niño llamado Juanito, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Juanito era muy pobre y no tenía juguetes ni libros para entretenerse.

Sin embargo, tenía una gran imaginación y siempre encontraba la manera de divertirse. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, Juanito encontró una caja misteriosa. La abrió con curiosidad y dentro había un par de gafas muy especiales.

Al ponérselas, todo lo que veía se convertía en imágenes coloridas y brillantes. Emocionado por su nuevo descubrimiento, Juanito decidió compartir sus gafas mágicas con sus amigos del pueblo.

Corrió hacia la plaza central donde solían jugar todos los niños y los reunió a su alrededor. - ¡Chicos! ¡Miren lo que encontré! - exclamó Juanito emocionado. Los niños se acercaron curiosos y Juanito les dio las gafas para que las probaran uno por uno.

Todos quedaron maravillados al ver cómo las simples calles del pueblo se transformaban en paisajes increíbles llenos de colores vibrantes.

A partir de ese día, cada tarde después de la escuela, todos los niños se reunían en la plaza para explorar nuevos mundos a través de las gafas mágicas de Juanito. Juntos visitaron selvas tropicales llenas de animales exóticos, volaron sobre montañas nevadas e incluso viajaron al espacio exterior. Juanito estaba feliz viendo cómo sus amigos disfrutaban tanto gracias a sus gafas mágicas.

Pero pronto se dio cuenta de algo importante: él era el único que no podía ver las imágenes.

Sus amigos le preguntaron por qué no usaba las gafas y Juanito les explicó que, aunque tenía una gran imaginación, sus ojos no funcionaban como los de los demás. Los niños se entristecieron al escuchar esto y decidieron hacer algo para ayudar a Juanito.

Juntos, organizaron una kermés en la plaza del pueblo para recaudar dinero y comprarle unas gafas especiales que le permitieran ver las imágenes. El día de la kermés llegó y todo el pueblo se unió para apoyar a Juanito. Hubo juegos divertidos, deliciosos pasteles caseros y espectáculos de magia.

Al final del día, habían recaudado suficiente dinero para comprar las gafas especiales. Juanito recibió su regalo con lágrimas en los ojos y se puso las nuevas gafas. Por fin pudo ver todas las imágenes coloridas que había compartido con sus amigos durante tanto tiempo.

El pueblo entero celebró con alegría mientras Juanito sonreía emocionado. Desde ese día, Juanito continuó usando sus gafas mágicas junto a sus amigos. Juntos vivieron aventuras inolvidables y aprendieron el valor de la amistad y el apoyo mutuo.

La historia de Juanito nos enseña que no importa cuán pobres seamos materialmente, siempre podemos encontrar formas creativas e imaginativas de disfrutar la vida. Y cuando encontramos amigos dispuestos a ayudarnos, cualquier obstáculo puede ser superado. Fin

FIN.

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